Cuando hablamos de Facundo, hablamos de un desaparecido en democracia desde hace 3 meses, una desaparición forzada de persona. Hay muchos lugares en los que la Policía todavía mantiene actitudes de la dictadura y hasta ahora no se sabe dónde está Facundo. Los organismos de Derechos Humanos íbamos a darles charlas a los cadetes de todas las fuerzas, a hablarles de derechos, comportamientos y de cómo ellos deben defendernos y no agraviarnos.  Los policías deben confesar, deben dar toda la información que tienen para que sepamos dónde está Facundo. Hoy hay que buscarlo, a pesar de otro impedimento grande: nosotras estamos cuestionando al fiscal que lleva la investigación adelante porque es corrupto, durante nuestras causas se ha encargado de defender a las personas implicadas en los secuestros de nuestros hijos.

Hemos tenido una reunión virtual con Cristina, la mamá de Facundo, una señora tierna, sufrida pero valiente; nosotras, que ya llevamos más de 40 años de lucha, sabemos lo bueno que es sentirnos acompañadas. En otras oportunidades vamos al lugar del hecho al instante, para que ese abrazo no sea virtual, pero esta pandemia nos obliga a estar recluidas para salvar vidas, las nuestras y las de otros. Le ofrecimos nuestro abrazo, le expresamos nuestra adhesión y solidaridad, lo que cada organismo puede dar, como abogados, psicólogos, el acompañamiento virtual para visibilizarlo en la prensa y demás. Desgraciadamente, la televisión y algunos periódicos miran al revés de donde deben mirar.

En Abuelas de Plaza de Mayo no estamos de vacaciones; no debemos callarnos ni quedarnos quietas, siempre en los medios para que escuchen la consigna de que no vamos a bajar los brazos hasta que los asesinos de la última dictadura cívico militar estén en la cárcel. Le debemos seguir dando fuerzas a la mamá de Facundo, para que con el dolor encima y con la palabra justa, no se entregue. Porque es imperdonable que alguien haga desaparecer a un jovencito que estaba caminando para llegar a la casa de su ex novia, y nunca llegó.

Por Estela de Carlotto, Abuela de Plaza de Mayo, para La Garganta Poderosa