Fundado en 1982 en Castelli, Minotauro, un clásico de la autovía como Atalaya, incluso con propuesta en la costanera de la laguna de Chascomús, entrará por primera vez en este sistema. Ofrece un formato cafetería y no cobra fee de ingreso, con dos modelos de inversión: uno de $800.000 y otro más grande de $2.000.000.

Por Graciela Moreno

Desde 1982, el parador Minotauro es una de las visitas obligadas camino a la costa atlántica. Ubicado en la localidad bonaerense de Castelli fue creado por Juan Moro y su hijo Claudio y cuenta hasta con un zoológico. Hace cuatro años, abrieron la primera cafetería en Chascomús y ahora lanzan franquicias de ambos formatos.

Padre e hijo venían del área de la construcción, decidieron invertir en un negocio alternativo y terminaron dejando todo para mudarse de Hurlingham a Castelli. Crearon una fábrica que abastece al parador que tiene un total de 10.000 metros cuadrados.

Atravesar la pandemia fue duro, recién hace quince días pudieron volver a abrir y esperan ansiosos el primer fin de semana largo para volver a ver sus clientes. «Nos ayudaron mucho los ATP, también tuvimos que pedir préstamos para poder cumplir con nuestras obligaciones. Fue difícil como lo fue para todo el sector gastronómico, pero esperamos que de a poco se comience a reactivar todo, así tenemos una buena temporada», señaló el hijo del fundador.

Claudio Moro, su dueño, contó a BAE Negocios: «Estamos abiertos los 365 días del año, las 24 horas. Tenemos una fábrica desde donde proveemos: medialunas, panificados, dulce de leche y los alfajores. Tenemos un total de 80 trabajadores, pero en temporada alta sumamos 40 más».

Por primera vez, la marca Minotauro ofrece franquicias. «Hay dos tipos de modelos de negocio, una cafetería chica que requiere una inversión de alrededor de $800.000 para montarla, nosotros no cobramos fee de ingreso, sólo regalías del 4% de la facturación. Les ofrecemos todos los productos que fabricamos en la planta Hay otro modelo más grande que requiere una inversión de $2M», contó el fundador de Minotauro.

Un parador requiere una inversión mucho más importante, además del coraje de competir con las compañías petroleras que son las que se adueñaron de este sector. El último cierre de un parador fue en la pandemia, cuando todos los habitantes de Maipú le dijeron adiós a Ama Gozua, otro clásico.

Atalaya y Minotauro siguen firmes dando batalla. Las dos marcas incursionaron con cafeterías en la laguna de Chascomús, pero la única sigue en pie es la de Minotauro. Para seducir a las familias desde principios del ’90, Minotauro abrió un zoológico. «No lucramos con los animales, el parque es abierto a todo el mundo, no cobramos entrada. Logramos que sea uno de los pocos lugares donde los flamencos se reproducen en cautiverio, no es común. Se reproducen porque las condiciones son muy buenas. En estos momentos tenemos alrededor de 100 flamencos, además de un espacio especial para las aves».

Fuente: BAE Negocios