La leche materna es el único alimento específico para la especie humana. Su valor no radica únicamente en los nutrientes que contienen, sino en el bienestar emocional y psicológico que produce el acto de amamantamiento tanto en la madre como en el niño.

La sabiduría de la naturaleza se muestra una vez más en la perfección de la leche de la madre.

Su composición varía con el crecimiento del niño, teniendo distintas características la leche de la madre de un prematuro y la de un niño de término.

También se verifican cambios en la composición de la leche durante una misma mamada vinculada con las distintas etapas de la digestión.

La leche de la madre del recién nacido se llama calostro y sus componentes favorecen el desarrollo temprano de la flora intestinal o microbiota, que son el conjunto de bacterias (cientos de millones) “buenas” presentes en el tubo digestivo, sobre todo en el intestino grueso o colon.

La flora intestinal o microbiota cumple muy importantes funciones en la inmunidad, aumentado las defensas contra infecciones de todo tipo.

Además de tener la leche su propia flora (probióticos), también contiene prebióticos, que son elementos que favorecen el desarrollo de la microbiota.

Como dijimos antes, el acto de amamantar además de su función de aporte de nutrientes, brinda un gran beneficio emocional al binomio madre – hijo.

Nunca será demasiado lo que se diga y haga a favor de la promoción de la lactancia materna.

Su éxito depende en gran medida en la motivación de la mujer para amamantar, que mucho depende de la promoción que se haga a su favor por todos los medios.

Colocar al recién nacido al pecho en post parto inmediato es de la mayor importancia para el éxito de la lactancia natural.

No es raro que se presentes algunas dificultades en la “bajada de la leche” en los primeros días, pero la perseverancia generalmente es premiada con el éxito. La asistencia por una puericultora es muy recomendable sobre todo en las madres primerizas.

Afortunadamente hoy son pocas las madres que se rehúsan a alimentar naturalmente a sus hijos. Algunos prejuicios sin ningún fundamento, sobre todo en mujeres muy pendientes del aspecto físico, las privan de tener la hermosa experiencia de la lactancia.

Existen elementos accesibles a cualquier mujer que minimizan las modificaciones que pueden producirse en las mamas durante la lactancia y en la post-lactancia.

El stress laboral y de otros tipos puede atentar contra una exitosa lactancia. La legislación debería valorar la importancia de la lactancia materna, prolongando el tiempo de licencia por nacimiento para optimizar el desarrollo psico-físico de los niños que sin lugar a dudas redundará en la salud futura de los individuos y en una sociedad mejor.

La alimentación de la madre que lacta debe ser mixta y suficiente, debiendo evitarse el abuso de condimentos y sabores fuertes que pueden alterar el gusto de la leche. En algunos casos especiales puede ser necesario suprimir la ingestión materna de leche de vaca, harina de trigo u otros alimentos.

En la Semana de la Lactancia Materna insistamos en la importancia de ésta para una mejor calidad de vida de los niños que redundará como dijimos, en una sociedad mejor.

*Jorge Ortale es pediatra de diferentes generaciones de chascomunenses, con más de 50 años ejerciendo la profesión.