Mi nombre es Santiago Pujol, tengo 13 años y vivo en Chascomús. Curso Segundo Año en la Escuela Secundaria Nº 5 y quiero compartir algunas reflexiones respecto de la actual pandemia.

El Coronavirus existe desde hace tiempo. Afectaba a los animales, pero en el año 2003 mutó para convertirse en el SARS-CoV y aquejar a seres humanos. No se trata de un solo virus, sino de varios.

En cuanto al aislamiento, considero que está perfecto en el sentido de controlar la propagación de la enfermedad, desde ese lado tiene varios puntos positivos, pero también otras desventajas.

A favor de la decisión está que contrarresta la alta y fácil propagación del Covid-19, dado que a diferencia de otros lugares, como Estados Unidos, Canadá, España, entre otros, se logró frenar bastante la expansión.

Considero, a la vez, que es una grandiosa oportunidad para la evolución psicológica del ser humano. Está en nuestras manos utilizar este tiempo para explorar los límites de nuestra mente, lograr superar ese “muro”. ¿Cómo? El tiempo es relativo desde el punto de vista de una persona u otra, si hablamos del tiempo físico, pero si lo aplicamos al tiempo mental nuestro cerebro podría convertir el periodo que pasamos en la cuarentena en algo mayor. Lo que perfectamente podrían ser meses o años para el cuerpo, pueden ser incluso décadas para la mente.

Esta situación es una buena oportunidad para la reflexión del hombre, encontrar las fallas, establecer pensamientos y comportamientos. Aprender filosofía, criticarse, enfocarse en sus mayores miedos, encontrar soluciones y, por qué no, el significado de la vida. Existen miles de cuestiones para analizar, cuestionar y mejorar.

Sé que nuestra especie no puede evolucionar así como así, desarrollarse por cuenta propia, pero sí intentar ampliar el conocimiento sobre sí mismo. Reconozco que es difícil hacerlo, debería cortarse cualquier tipo de relación con otro ser y la tecnología. “Desactivar” cuestiones que determinen horarios fijos, nuestra mente tiene que vagar de forma solitaria, aburrirse, incluso, a veces, desquiciarse, para perder la noción del tiempo. Cuanto más prolongado sea este momento mayor será el denominado “tiempo psicológico”.

Por razones obvias es difícil hacerlo, pero se puede intentar dejar algunas cosas y descubrirse. Es imposible cortar lazos con la civilización, en mi caso particular no puedo distanciarme de mi familia y del celular, pero se puede empezar por unos pocos puntos, los que uno considere más fáciles de abandonar.

Por otro lado, entre los puntos negativos del aislamiento están el daño social, económico y psicológico. El perjuicio social significa que creará diferencias socioeconómicas y posible aumento de la pobreza debido a la prohibición de algunas actividades. Las consecuencias económicas vienen de la mano del aspecto social: falta de ingresos, aumento de precios e inflación. En tanto, el déficit psicológico se vincula al encierro, el corte de la vida social, la vida rutinaria en casa. Cuestiones que estresan, enojan, entristecen y enloquecen. Repercute en la personalidad, el comportamiento, la salud física y mental de las personas.

Si bien comparto la idea de regresar a trabajar, porque el impacto en la sociedad y la economía, como lo mencioné, sería catastrófico, hay que tener en cuenta el crecimiento de los contagios. Un pequeño foco infeccioso podría ser un problema. Estamos entre la espada y la pared, volver a la vida social, por lo menos mínimamente a una parte, en este caso las tareas laborales, puede significar el aumento de personas infectadas y muertas. Pero a la vez, si no lo hacemos, también habrá consecuencias graves para el desarrollo del país y del mundo.

La pandemia me genera enojo. Frustración de saber que se pudo haber evitado, no de manera completa, pero sí frenar la propagación. Si se hubieran tomado medidas generales a nivel mundial a tiempo, tales como el aislamiento obligatorio, el cierre de focos de infección y fronteras, precauciones higiénicas, entre otras, el impacto sería otro.

Dentro de este escenario estoy bien, por el momento no sufro la cuarentena, logré entretenerme para no concentrar mi atención en el encierro. Me pone triste perder la vida social, no ir a la escuela ni entablar conversaciones con los profesores o amigos, pero ya lo acepté, no tengo mucho problema con esto.

¿Qué otra cosa me enoja de esta situación? Las personas que no usan los barbijos, o que los usan mal. Que la gente haga lo que quiera de su vida, pero que esas decisiones no afecten a los demás. Salir sin protección es suicidarse y perjudicar al resto. Pensamientos e ideas que surgen en cuarentena.