En tiempos de pandemia hay tareas esenciales que dejan de ser invisibles. Los caprichos del calendario impiden que el agasajo dure más de una jornada, pero, por lo menos esta vez, todos se harán eco de la fecha: 12 de Mayo, Día Internacional de la Enfermería.

Liliana Correa, enfermera del hospital local hace años, dialogó con ANTI y dejó su parecer sobre la profesión en el difícil contexto actual: “está en cada uno de nosotros darle importancia a lo que hacemos. Yo me siento orgullosa. Me engrandece cada actividad que se realiza y lo que trabajan mis pares. Si la sociedad lo ve, ese es otro tema. Lo importante es que nos reconozcamos nosotros, que tengamos identidad profesional y con eso basta. Las personas que destratan a los empleados de la salud no saben lo que es trabajar en una institución de este tipo”.

Además de desempeñarse en Pediatría, Liliana es docente y tiene a cargo el dictado de cursos de limpieza de instituciones hospitalarias. Es una defensora de la profesión y luchadora de la vida, “estudié enfermería por una situación personal, mis hijos se enfermaron de muy chiquitos, ocho años de lucha continua y siempre pensé qué más podría haber hecho. Trabajaba de portera y ganaba mi plata, pero cuando quise acordar estaba haciendo prácticas, me enamoré, sentí que era lo mío. La elegiría una y mil veces”, agregó.

En el hospital municipal se tomaron las medidas pertinentes, se brindó la capacitación específica, tanto de descontaminación como desinfección en el marco del covid-19. No obstante, el miedo está latente. A propósito, Lili contó que “todo asusta, más cuando pensás en los afectos o en las personas sin igualdad de oportunidades para prevenir la enfermedad”.

La hija de Pedro Correa, “padrazo, maratonista, nadador, ciclista y mi ejemplo”, como afirma ella, finalizó este contacto refiriéndose a sus pares: “soy docente e intento inculcar valores como el amor por el otro, la empatía, la alteridad, el profesionalismo y el secreto profesional. Quiero abrazar a los enfermeros que están en la trinchera, a los docentes que me han formado, a mis colegas actuales en el instituto y, por supuesto, a los alumnos, futuros compañeros de profesión”.

“SI PUDIERA, VOLVERÍA A ELEGIR ENFERMERÍA”

También Rebeca Bigi, profesional de la salud en el hospital local, explicó esta ambigüedad que se da en la sociedad respecto a la profesión: “Por un lado está la agresión a todo el personal, la gente que no entiende que constituyen la primera barrera de la trinchera, quienes están expuestos en el campo de batalla y a los cuales les pueden ocurrir eventualidades, como en cualquier profesión y traducirse en contagios. Creo que el miedo hace que se adopten ciertas conductas, nos enojamos con el que se contagió, se lo estigmatiza de manera horrible y es, justamente, el personal que te va a atender si te pasa algo. Por otro lado, hay muchísima gente que reconoce y valora nuestra tarea”.

El acercamiento de Rebeca a la profesión se dio de manera casual, ingresó al nosocomio por necesidad y terminó encontrando la vocación, “las enfermeras mayores nos enseñaban, y digo las, porque en un 99 por ciento el personal era femenino. Actualmente no es así. Terminé la escuela, tuve la oportunidad de ir a la Universidad y alcanzar la Licenciatura, si pudiera volvería a elegir desempeñar esta tarea, me dejó muchísimo, se conocen personas hermosas, a pesar de no ser en el mejor momento”.

En tanto, Emilce de la Canal, otra histórica trabajadora de la salud, describió cómo se preparó el hospital para enfrentar la pandemia: “nos dieron capacitación e insumos. Igual estamos aprendiendo todos a la vez, esto es inédito. Se trata de hacer las cosas lo mejor posible y es muy valorable que prácticamente no haya carpetas médicas”.

Además, contó sus sensaciones sobre ciertas miserias que afloran en la calle: “la gente denigra, habla, piensan que donde uno va lleva el virus, cuando hay un montón de gente que está en la calle sin protección. Hoy en día, por las características de la enfermedad, todos somos sospechosos en la ciudad, el de mantenimiento, el electricista, el gasista, no se puede desconfiar solo de las enfermeras”.

El 12 de Mayo de 1811 nacía en Florencia, Italia, Florence Nightingale, quien dedicaría su vida al cuidado de los enfermos y es considerada la pionera de la carrera de enfermería profesional. Cada año se aprovecha esta fecha para homenajear a quienes desde el anonimato, con las luces semiapagadas, registrándolo todo y con el mate de aliado velan por la constante mejoría de sus pacientes. A ellas, ahora también a ellos, ¡feliz día!