Por el arquitecto Lucio Plorutti Dormal

Los árboles son elementos urbanos fundamentales. Sirven para el asoleamiento, la escala urbana, el oxígeno y, por supuesto; la estética de cada ciudad. Pero el poco conocimiento botánico genera problemas urbanos también, sobre todo de índole constructiva. Los árboles deben podarse para no obstaculizar el paso peatonal y vehicular, cuidar fachadas, evitar desprendimientos peligrosos, etc. También pueden generar problemas no visibles, como el de sus raíces. En mi primer encomienda particular como profesional ya recibido tuve que brindar solución al problema de las raíces que no solo levantan las veredas y producen alteraciones dentro del terreno y las casas, levantando pisos y rompiendo cañerías; sino que en éste caso rompieron los cordones de adoquines por haberse plantado árboles sobredimensionados, o sea fuera de escala; para la vereda que ocupaban. La misma es de apenas 1,70mts de ancho, y los árboles que estaban plantados eran álamos; demasiado grandes para tan angosto espacio. Luego de realizar un exhaustivo análisis con fotografías y medidas, control municipal “in situ” y planimetría replanteada del problema y la vereda, se decide llevar a cabo la remoción de éstas especies para reemplazarse por plantas de una escala acorde a las dimensiones de la vereda. Así el Ingeniero Municipal resuelve y aconseja plantar lo que coloquialmente se llama “crespones” o “árboles de Jupiter”, científicamente denominados “largerstroemia indica”. Pero “sacar” dichos álamos, que no solamente levantaban el cordón sino también la vereda; implicó demoler el paso peatonal y reconstruirlo. Así fue que tuve que ponerme a diseñar canteros adecuados y una vereda acorde a la casa de estilo “Mar del Plata”.

Estando trabajando en el estudio OTONDO con los Arquitectos José “Pepe” Otondo, y Roberto Pettina; me dispuse a diseñar una vereda económica de alisado de cemento para evitar el desprendimiento de baldosas que en los días de lluvia salpican agua al ser pisadas. Con un diseño minimalista se trazaron las líneas, juntas y motivos que fueran reflejo de lo que sucedía en la arquitectura lindante. Así se optó por “salpicar” el alisado con algunas baldosas terracota que reflejaran el techo de tejas coloniales, piedras “Mar del Plata” en concordancia con los zócalos y escalera interna; y piedras grises para enmarcar todo el concepto dándole un ritmo que es recorrido por las juntas lineales que reforzaron la geometría de las baldosas para que no quedaran flotando sobre el alisado de cemento. Para los canteros donde se plantarían los crespones se dispuso del juego geométrico del cuadrado y el círculo, debiéndose agregar una circunferencia interna de ladrillos comunes dado que el cantero había quedado con demasiado diámetro para la vereda, un error en la ejecución. Los canteros, como aprendí en Proyecto Urbano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires fueron nivelados por debajo del contrapiso, a la altura del terreno natural para evitar así problemas de raíces a futuro, colocándose a posteriori los trabajos de herrería para cerrar dichos canteros y hacerlos transitables debido a lo angosto de la vereda, que exigía mayor espacio de circulación. Así fue que concluí mi primera obra de varias, una nueva vereda para la casa de mis padres ubicada en la calle Crámer 327 de la ciudad de Chascomús.