Una pareja se quedó sin trabajo en Buenos Aires, al irse del país línea aérea donde eran azafatos, y decidieron alquilar su casa en tierras porteñas para instalarse, con emprendimiento turístico, en campo familiar en Gándara, donde desde fines del año pasado, tras montar cabaña de madera en tiempo récord, disfrutan de un cambio de vida rotundo con su hijo de dos años. 

La pandemia llegó para cambiarlo todo y en el caso Virginia Costa no hubo excepción, al punto de quedarse sin trabajo junto a su pareja y también ex azafato de LATAM Sebastián Cappiello y, analizando las posibilidades, con un hijo de dos años, decidieron abandonar Ciudad de Buenos Aires para instalarse con emprendimiento turístico, Refugio El Vergel, en paraje rural de Chascomús, en Gándara precisamente.

“Soy de Chascomús, donde viví muchos años hasta irme a Buenos Aires. Nunca pensé en volver, aunque me encanta. Y acá estamos”, comentó la propietaria de la cabaña, que luego agregó: “Cuando se fue la empresa del país, y nos rajaron a los dos, tuvimos que replantear nuestra economía. Y teniendo un lugar donde vivir en el campo familiar, decidimos venirnos, alquilar la casa que todavía estamos pagando en CABA y así generar un recurso, un ingreso. Fue un cambio de vida rotundo. Pasamos de la ciudad al campo, además con un emprendimiento propio que desarrollamos con las indemnizaciones y sin poder entrar a Chascomús por las restricciones, todo nuevo para nosotros”.

Sobre la génesis de la apuesta propia en un momento crítico del mundo en general y del sector en particular, la compañera de Seba, que aprovecha la tranquilidad del lugar para seguir estudiando psicología, explicó: “Siempre quise hacer un refugio de animales, pero es mucho laburo, entonces decidimos armar una cabaña para el turismo, con mascotas. Con tantos años de viajes, algo sabemos de esto. Sabemos lo que sale salir del país, lo difícil que es hacerlo, y lo que cobran en la Costa Atlántica”.

En este contexto, entendiendo que “la gente tiene la necesidad de salir, de cortar con la locura diaria de la ciudad, de la psicosis que en Buenos Aires es terrible” y previendo que “tampoco puede moverse demasiado, hacer viajes demasiado largos”, surgió Refugio El Vergel, un predio de 2 hectáreas, donde sus propietarios planifican “tener una cabaña más para cuatro personas, a lo sumo otra para una pareja”, porque la idea es “poder atenderla nosotros, como hacemos ahora”.

Respecto de los visitantes, la paisajista enfatizó “las caras que ponen cuando pisan acá, porque realmente esperan que no haya nada y la casa está divina, mejor que la mía incluso. A lo sumo preguntan si hay WIFI. Disfrutan de los atardeceres, de las caminatas, de taparse con las mantas y observar la tranquilidad del campo. Se encuentran con una propuesta diferente. Nosotros solo estamos cuando necesitan algo”.

Y lo que ofrecen, lo que sumaron a la belleza natural del lugar, tiene su historia también, porque en pocos meses, en el cierre de 2020, montaron la cabaña, tras contactar a techista y carpintero de Ranchos a través de Vendo Todo Chascomús. “La construcción fue increíble. Luego de que nos ofrecieron mil cosas, dimos con Héctor (Torres), que hizo en tiempo récord lo que pedimos, una cabaña de madera, de cuentos. Arrancamos en octubre, cuando nos pagaron la indemnización, y el 1 de enero ya teníamos el lugar alquilado por una quincena. De ahí hasta ahora, no tuvimos un solo día sin trabajar”, resaltó Virginia.

Así, estos bichos de ciudad se convirtieron en vecinos del campo, aunque entusiasmados, van por más: “El otro día salimos a ofrecer café y medialunas; vendimos todo rápidamente, porque si bien, creo, no somos más de 50 habitantes en Gándara, pasa mucha gente en auto, moto, bici. Ahora estamos viendo de alquilar el ex restaurante de la fábrica, para hacer una pulpería, un almacén, un lugar de reunión, donde se pueda tomar un café, un trago, comer algo. Es más a largo plazo, pero sería darle una solución a una falencia que tenemos, porque hoy cualquier cosa que necesitas, tenés que ir a Chascomús”.

Finalmente, entre las cuestiones a resolver para mejorar en Gándara, la nativa de la localidad lagunera criada en el cemento porteño y con millas de sobra volando por el mundo opinó que “si bien es un paraje rural, es necesario que el Municipio recoja la basura, ponga un contenedor para ello. Ojalá se pueda hacer algo con el convento, sobre todo con la capilla, para sumarle a la estación de tren y a escuela. Entiendo que viene la policía, quizás estaría bueno tener una sala de primeros auxilios”.