Por Yo❤️Chascomús
Foto Martín Bordenave 

La Casa de Casco, la más famosa de todas las casas de Chascomús, junto con la de Alfonsín, es de esas reliquias históricas que mantiene nuestra ciudad desde su comienzo como tal. Testigo del pasado, presente y futuro se ubica en el casco histórico con su estilo colonial y sus ladrillos de adobe que la levantan firme en sus dos plantas.

Monumento histórico y patrimonial, propiedad de Vicente Casco, la casa fue construida en 1831 para resguardar a su familia del ataque de los malones, en esa época de batallas y conquistas que nos parece tan irreal como lejana.

Cuenta con varias salas que convergen en un patio principal, la más peculiar es la Sala de Poste Esquinero con la particularidad de la esquina sin ochavas y con puertas de doble hoja, donde Casco realizaba sus transacciones comerciales. Con los años, descendientes de Casco y Girado fueron sus habitantes, entre ellos Baldomero Fernández Moreno y Mario López Osornio.

Otro dato histórico, de los que esta morada colecciona: en aquella época, Casco adhiere por medio de una carta a los Hacendados del Sur que preparan un levantamiento contra Juan Manuel de Rosas y decide aportar a la causa.

En el año 1839, se libra la batalla de los Libres del Sur a orillas de la laguna de Chascomús. Tras el triunfo de las fuerzas rosistas Casco es fusilado por traicionar a la Patria. La ironía del destino hizo que esa casa, por ser la mejor, fuera elegida después de la batalla para festejar el triunfo federal. Y, por muchos años se la llamó equivocadamente ‘La casa de Rosas’.