Lxs vecinxs de Abigail Riquel encontraron a la nena de 9 años asesinada y mataron a golpes al principal sospechoso del crimen. Los medios y las redes reprodujeron los videos de violencia extrema y la consigna “violador muerto no viola más” fue tendencia. ¿Es esta la justicia que queremos? ¿Es esto justicia?
Por Cosecha Roja
“Tucuman está envuelto en una locura como creo que nunca antes ví. Hay hordas de gente buscando al asesino de Abigail Riquel por todas partes. Alguien cree ver algo, publica en las redes sociales y gente armada va al lugar. El último dato falso fue el del árbol de Los Pocitos”, escribió el miércoles a la noche la periodista tucumana Mariana Romero.
El linchamiento de Juan Antonio Guaymás fue anunciado.
No fue la Policía de Tucumán la que encontró al principal sospechoso del femicidio de Abigail Riquel, la nena de 9 años asesinada y violada en el barrio Villa Muñecas.
A Guaymás lo encontraron lxs vecinxs del pueblo en una especie de cacería transmitida por las redes sociales. Antes de entregarlo a la Policía lo desnudaron, lo golpearon con puños y machetes y le patearon la cabeza cuando estaba en el suelo. Lo mataron.
El fiscal López Bustos, que lleva la causa por el femicidio, confirmó la identidad del linchado: “Se trata de la persona que estábamos buscando por el crimen de Abigail”, dijo.
“El linchamiento como una práctica de justicia por mano propia en estos casos no es novedoso. Lo novedoso en todo caso, es la rapidez con que la información (a veces falsa) se despliega por las redes sociales, en especial whatsapp, y la movilización masiva hacia donde está el supuesto abusador sin chequeo de ningún tipo”, dice a Cosecha Roja Brenda Focás, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet y de la UNSAM.
“Se envían cadenas de WhatsApp, y se publican datos falsos, la gente va de un lado a otro siguiendo pistas falsas”, relataba Romero en su Twitter.
El linchamiento fue filmado por personas que estaban en el lugar y viralizado en las redes sociales. Muchxs lo compartieron festejando lo que llaman “justicia por mano propia”. La palabra justicia se escucha también en uno de los videos, coreada por los linchadores.
En Twitter fue tendencia “Violador muerto no viola más” y la cara ensangrentada de Guaymás se multiplicó.
¿Qué hicieron los medios de comunicación con la noticia?
Para Focás, hubo un “abordaje clásico de las noticias policiales, apelando al morbo y al sensacionalismo”. “Algunos medios, además, enmarcaron el hecho como un caso de inseguridad, apelando a recursos propios del policial y configurando una mirada sobre el tema en la que la acción de los linchadores se justifica por la ausencia del Estado”, dijo.
Este tratamiento de la información es, para Focás, irresponsable: “Promueve una mirada punitivista y de justicia por mano propia sobre la resolución de estos casos”.
Las imágenes se viralizaron durante la noche del miércoles y la noticia se diluyó en la madrugada del jueves. Excepto los medios tucumanos, que aún siguen cubriendo el tema, no hubo grandes repercusiones en los medios nacionales. Ni siquiera se siguió hablando en las redes. Pasó.
“Sorprende la poca repercusión del tema, lo que muestra que para gran parte de las audiencias este tipo de resoluciones entran en el canon de lo aceptable, o al menos de lo no cuestionable”, agregó Focás.
Soledad Deza es abogada feminista y presidenta de la fundación Mujeres x Mujeres Tucumán. Fue una de las primeras en manifestar su estupor por la culminación del caso del femicidio de Abigail. En conversación con Cosecha Roja, dijo: “Estoy impávida ante la reacción ciudadana que apoya el asesinato del violador, (sea sospechoso o culpable da igual) a manos de vecinxs y que se atreve a nombrarlo como “justicia”.
Deza se pregunta: “¿qué pasa en nuestra sociedad que estamos desconociendo las reglas de juego básicas para la convivencia democrática y el respeto?”. Pero también, sabiendo que el derecho penal tiene como fin expropiar la venganza privada, “¿qué pasa dentro del Poder Judicial que anda a pedal, cuando las urgencias son de vida o muerte?.
Son varios los casos de personas desaparecidas a las que la Policía no busca (o no busca lo suficiente) y las terminan encontrando (muertas, asesinadas) ciudadanxs de a pie. Pasó con Abigail: ella desapareció el domingo a la mañana en Villa Muñecas, un barrio en el noroeste de la capital tucumana. La policía no quiso tomarle la denuncia a su padre ni buscarla. Horas después los vecinos y vecinas que improvisaron un rastrillaje la encontraron, abusada y asesinada.
Y pasó también con Guaymás, a quien desde el principio señalaron como el asesino.
“A este tipo de mecanismos de ‘justicia por mano propia’ les queda grande el término justicia”, dice Moira Pérez, doctora en Filosofía e investigadora del Conicet. Los linchamientos “reproducen las mismas características por las cuales se produce esa intervención: la violencia, la desubjetivación, la humillación, el desprecio por el otro, el desprecio por el cuerpo, la espectacularidad de la agresión. Todas estas son cosas a las que se responde, pero se las está reproduciendo. Es una cadena sin fin”.
Pérez destaca que existe “un atractivo” en las salidas punitivas, en las que el linchamiento es quizá la más extrema. “Es la satisfacción de la sensación de que se hizo algo casi inmediatamente”, explica y aclara: “Se hizo algo ante la sensación de que quienes deberían estar haciéndolo no lo están haciendo”.
Para Pérez, ese atractivo de la salida punitiva y por mano propia funciona porque “vivimos en un contexto de falta de oportunidades, de incertidumbre, de explotación”.
Con su mirada de género sobre el tema, Pérez alerta que los modos que se utilizan en un linchamiento “reproducen estos mismos modos que están en la base de las violencias contra las mujeres y las niñas. No hay un distanciamiento. Las formas de ejercer esas violencias y los efectos sociales son los mismos”.
“Lo terriblemente cruel de todos estos eventos es que el destino -destino, en tanto la función que cumplen dentro de este orden social- de estos sectores sociales está marcado por el contexto en el que vivimos: son sujetos descartables, descartados por el Estado, por las instituciones, por el sistema económico, cultural hegemónico. Y en este caso, este descarte se ha dado internamente. Lo cual nos muestra con muchísima crueldad el efecto de este sistema capitalista y extractivista en el que vivimos”, concluye.