El paracaidismo es una de las actividades que más padeció las consecuencias económicas de la pandemia. El promedio de 130 vuelos mensuales se redujo a cero el 18 de marzo con el comienzo del aislamiento. La ubicación en el aeródromo, fuera del radio céntrico, y el perfil comercial orientado a turistas foráneos la convirtió en “invisible” para la población, en general solidaria con los sectores afectados –cultura, turismo, deporte–. En septiembre, previa presentación de protocolos y puesta a punto de aviones y paracaídas, se autorizaron los saltos, “los pasajeros no pueden ingresar a la ciudad, solo tienen acceso al aeroclub y se toman todas las medidas sanitarias”, aclaró Noelia del Campo, oriunda de Chascomús y hace 7 años dedicada al paracaidismo.

El Club Escuela de Paracaidismo La Plata mudó sus instalaciones al aeródromo de Chascomús hace 11 años por cuestiones de espacio aéreo. El predio es municipal y la institución de la capital bonaerense tiene un contrato firmado para la edificación y uso del hangar, “quienes trabajan en nuestras instalaciones son paracaidistas profesionales y pilotos que forman parte de un staff de 10 personas, de las cuales 4 vivimos en la ciudad”, informó Noelia en diálogo con ANTI.

“Hasta el 31 de agosto no tuvimos la posibilidad de generar ingresos. La actividad está relacionada con la cotización del dólar, lo cual no permitía vender saltos de forma anticipada, por la incertidumbre que su valor generaba en los interesados. Tampoco tuvimos ayuda de ningún ente público, ya sea a nivel municipal, provincial o nacional”, agregó.

Con el visto bueno de la provincia y del municipio el 1 de septiembre reiniciaron la actividad, “tuvimos que hacer varios vuelos de readaptación para que los pilotos e instructores estén listos para trabajar. La puesta en marcha fue costosa, tanto los aviones como los paracaídas necesitaron de una gran inversión”, afirmó. En tanto, destacó que “los pasajeros solo tienen acceso al aeroclub, ninguno de ellos puede ingresar a Chascomús. Realizamos la totalidad de la actividad al aire libre, con distanciamiento social, barbijo y constante uso de alcohol en gel”.

Vuela, vuela

La experiencia en cuestión incluye 20 minutos de vuelo hasta llegar a la altura del salto, luego la caída libre, el pico máximo de adrenalina, 40 segundos de descenso a 200 kilómetros por hora hasta que, a 1500 metros del suelo, el instructor acciona el paracaídas y durante 8 minutos se sobrevuela el aeródromo hasta llegar a tierra, “en el salto bautismo supe que no había nada mejor que volar”, dijo al respecto Noelia.

La escuela platense, además de emprendimiento turístico y deportivo, es de carácter formativo. Está habilitada por la Asociación Nacional de Aviación Civil (ANAC), cuenta con instructores de alto estándar profesional y el mayor porcentaje de graduados. Es parte de la Federación Argentina de Paracaidismo (FAP), “lo cual permitió realizar competencias nacionales y latinoamericanas, así como recibir a paracaidistas del país y de América”, resaltó del Campo.

El paracaidismo es un deporte extremo y atractivo, “nuestra misión es generar año a año una cantidad importante de paracaidistas que salgan del país a conocer otros cielos y recibir también profesionales reconocidos mundialmente”. El curso tiene una duración promedio de dos meses y consta de 20 saltos, teoría y prácticas en tierra, “se enseña el aterrizaje en diferentes situaciones climáticas; procedimientos de emergencia dentro del avión y durante la caída libre; posiciones, variaciones y plegado del paracaídas”, afirmó. Además, respecto de las competencias, la paracaidista local estimó que “la precisión es una disciplina, mediante la cual el paracaidista tiene que aterrizar en un punto, cuanto más cerca mayor posibilidad de ganar”.

La actividad, con más de 30 zonas en todo el país, se realiza hace más de 60 años. En Chascomús saltaron personalidades del espectáculo, influencers y hasta el propio Javier Gastón, “unos meses antes de ser elegido intendente”, aclaró. “No es un año fácil, como para la mayoría, pero amamos lo que hacemos y apostamos a que el paracaidismo crezca en el país, ya sea para trabajar o competir”, cerró Noelia con satisfacción, la misma que tiene después de cada salto, porque como bien describe y “asegura” la página web “vas a bajar con la sonrisa más grande que nunca hayas tenido”.