Este viernes 30 de octubre, desde las 17, llega otro encuentro del ciclo de conferencias virtuales «CONICET La Plata frente a la pandemia COVID-19». En esta oportunidad, la disertación estará a cargo de Ricardo Dewey, investigador del Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH, CONICET-UNSAM).
La séptima convocatoria en lo que va del año es organizada por la Comisión Asesora de Investigaciones de las Unidades Ejecutoras (UE) del organismo de ciencia local en colaboración con el Hospital de Alta Complejidad El Cruce «Dr. Néstor Carlos Kirchner» (HEC).
Esta vez, el invitado hablará sobre su proyecto titulado «Desarrollo de un método diagnóstico que permita predecir, en fases tempranas de COVID-19, complicaciones pulmonares severas», una de las ocho propuestas seleccionadas a nivel nacional en mayo pasado en el marco del acuerdo firmado entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT), la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) y la Fundación Bunge y Born.
«El rol del Estado es fundamental»
Luego de cinco años en Inglaterra y seis en Alemania, Dewey regresó a Argentina en 2007, en uno de los planes de repatriación de científicos de aquel entonces, ingresó al CONICET como investigador y se instaló en el INTECH Chascomús. Hijo de la educación pública (primaria, secundaria, universidad, con becas del CONICET y el INTA), el especialista en células madre fue noticia por recibir subsidio para desarrollar un método diagnóstico que permitirá predecir complicaciones pulmonares severas en fases tempranas de COVID-19.
En junio de este año, en entrevista con ANTI, se refirió al círculo virtuoso necesario para que los descubrimientos en Argentina tengan un impacto directo a corto y mediano plazo en el desarrollo productivo del país y describió las características del proyecto becado: readaptar el conocimiento y la tecnología apuntada a resolver problemáticas crónicas complejas como la artritis y generar biomarcadores que permitan saber de antemano, durante la primera semana de contagio de coronavirus, cómo evolucionará la enfermedad en el paciente, para de esta manera concentrarse en el cuidado y tratamiento temprano y disminuir o evitar complicaciones graves de la enfermedad.
«Tenemos esta oportunidad, este desafío, luego de 13 años de trabajo de técnicos e investigadores en el INTECH, que depende de la Universidad de San Martín (UNSAM) y el CONICET, a lo que hay que sumar, en mi caso, décadas de formación en educación pública. No fue magia. El rol del Estado es fundamental».
«¿Hay alguien que pueda dudar del rol del Estado en la investigación científica? Es real que hay mucho por mejorar, pero no se puede dudar. Los kits de diagnóstico rápido de COVID-19 surgidos recientemente desde las universidades públicas y de Institutos del CONICET, en conjunto con empresas privadas, es la respuesta. Evidencia un círculo virtuoso que parecía no existía. Así, la tecnología desarrollada dará respuesta a la sociedad en esta pandemia, y le permitirá al sistema nacional de salud y particularmente al Estado ahorrar tiempo y dinero en el diagnóstico de la enfermedad».
«Tendría que haber mucho más inversión en ciencia y tecnología. En Argentina estamos en el Juego de la Oca según el gobierno que nos toca. Se necesita continuidad de una política pública en la materia y más involucramiento de los privados, más estímulos para desarrollar proyectos conjuntos entre el Estado y el privado. En muchos casos los científicos miran con recelo a los empresarios, y estos a los científicos, y esta miradas no contribuye al desarrollo del país».
«Un ejemplo claro es Israel, que en 20 años pasó de ser exportador de naranjas a convertirse en la segunda potencia mundial de tecnología, detrás de Silicon Valley (Estados Unidos). En Argentina necesitamos lo mismo. La ciencia tiene que impactar en las gobernaciones, intendencias, los hospitales, en las empresas como Villa del Sur o Unitec Blue en el caso de Chascomús. La inversión del Estado, con el acompañamiento del privado, tiene que tener resultados palpable para la sociedad generando puestos de trabajo y sustitución de importaciones».
«RADBIO nació con dos objetivos. Uno terapéutico, pensado en generar nuevas drogas para tratamiento de enfermedades crónicas complejas, como artritis, cirrosis de hígado, cáncer. Y otro de diagnóstico que incluye la artritis reumatoidea. En nuestra investigación, encontramos en las células de la sangre marcadores biológicos que reflejan el estado de inflamación que tienen los pacientes con artritis. Y el inicio de la pandemia del COVID-19, vimos que podíamos aplicar, readaptando, esa tecnología para generar un biomarcador de severidad de coronavirus».
El próximo viernes, desde las 17, el investigador ampliará estos conceptos en la disertación organizada por CONICET La Plata a través de la plataforma Zoom. Los interesados en participar deberán ingresar con los siguientes datos: ID 826 8296 5962 / Contraseña: 2020.