A poco más de un año del asesinato de Fernando Báez Sosa por parte de una patota integrada por rugbiers de Arsenal Zárate, Mapuche Vázquez, referente de Atlético Chascomús en la Comisión de Formación Integral y Mejora de Comportamiento (FIMCO) de la URBA, detalló el trabajo que vienen realizando para erradicar las conductas violentas en los clubes de la Unión.

A poco más de un año del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell por parte de una patota integrada por rugbiers de Arsenal Zárate, el deporte de la ovalada hizo una fuerte autocrítica interna (y para afuera) y la trasladó, por lo menos en la Unión de Buenos Aires (URBA), en acciones concretas pese a la pandemia, de las cuales formó parte Atlético Chascomús.

En diálogo con ANTI, el referente de Chasco en la Comisión de Formación Integral y Mejora de Comportamiento (FIMCO) de la URBA, Ricardo Vázquez, informó sobre el trabajo realizado, como así también respecto del análisis  y las conclusiones del rugby bonaerense, en el que milita justamente Zárate, hasta acercó algunos consensos preliminares.

“Hace un año más o menos que la URBA convocó a los clubes de la Unión para tratar el tema de la violencia. A partir de lo de Báez Sosa se pone sobre la mesa una cuestión que ya existía”, comentó en principio Mapuche, para luego agregar: “Buenos Aires se hizo cargo de la problemática, de la violencia, que no es exclusiva del rugby, pero existe también en este ámbito”, como bien se puede apreciar demasiado seguido en este verano.

Seguidamente, el ex jugador albirrojo prosiguió: “Empezamos a cuestionarnos desde la Unión y desde los clubes qué podemos hacer para mejorar el comportamiento de los jugadores. La URBA, en principio, hizo todo un relevamiento de hechos con denuncias penales en los que estaban involucrados jugadores de rugby. Y encontraron unas cuantas”.

Tras recomendar la opinión respecto de la problemática de Miguel García Lombardi, psicólogo social de la Comisión FIMCO, Vázquez destacó que del estudio de la Unión también saltó “la asimetría existente entre los clubes de la URBA, no todos tienen la misma realidad, ni todos tienen el problema de violencia”.

La situación en Chasco
Yendo a Atlético Chascomús, el abogado aseguró que “tanto adentro y afuera de la cancha no tenemos este problema. Lo que no quita que lo podamos tener”, para luego informar: “Hay diferencia por ejemplo en las ciudades donde tienen varios clubes de rugby, por la rivalidad que se genera. En la URBA se dan un montón de particularidades que marcan realidades diferentes”.

En cuanto a la metodología, Mapuche detalló: “Lo que se hizo fue trabajar durante todo el año, primero con un referente por club, al que luego se sumaron cinco referentes más. Luego vinieron los talleres con jugadores, con entrenadores y con referís. Fue un laburo intenso durante todo el año”.

Finalmente, el referente de Chasco en la temática señaló: “De tales talleres se fueron elaborando documentos, reunión por reunión, y se llegaron a consensos sobre qué elementos podíamos trabajar desde el rugby para mejorar estas situaciones. Y arrancamos con el tema del vocabulario, qué palabras usar en cada situación de juego, considerando que el rugby es un deporte que convive con el golpe desde el inicio. La idea es que ese golpe no se transforme en violencia. A partir de ahí arrancaron los diferentes análisis”.

Consensos preliminares
Por lo pronto, tras la labor realizada, la Comisión de Formación Integral y Mejora de Comportamiento llegó a consensos preliminares que serán propuestos al Consejo Directivo de la URBA.

Los puntos salientes pasan por los “bautismos”, que deben dejar de ser un hecho denigrante para el jugador y transformarse en algo positivo; la formación de los entrenadores; la obligación de los clubes de garantizar el comportamiento de sus integrantes; la concientización de la capacidad de daño de un rugbier y por ende la responsabilidad que debe tener, y el control de los Tercer Tiempo.