Noelia Barral Grigera, periodista de C5N y Radio con Vos, y Gabriel Sued, politólogo y periodista del diario La Nación, participaron del ciclo Comunicación Política y Pandemia organizado por la Universidad de Buenos Aires. Independientemente de la línea editorial de los medios en los cuales se desempeñan coincidieron en varios temas. Susana Martins, también periodista, moderó la charla sobre cuestiones inherentes a la profesión –el rol de los medios y los desafíos para tener mejor periodismo– y de coyuntura política –expropiación de Vicentín y escuchas ilegales–.
En el comienzo de la exposición Noelia Barral Grigera reflexionó sobre la realidad del periodismo actual: “Hay instalada una visión negativa del periodismo, sobre todo del más visible. Creo que si uno sabe qué firma seguir hay buena producción periodística, que ofrece distintos puntos de vista y aporta novedades. Las megaestrellas del periodismo –sobre todo político– juegan a otra cosa, juegan a ser superestrellas y retroalimentan ese estrellato, pero si desmalezamos hay excelentes periodistas para leer, escuchar o ver”.
Gabriel Sued, en tanto, expresó que “es alarmante la falta de profesionalismo con la que se está trabajando. Los medios perdieron credibilidad, solo existe confiabilidad en algunos periodistas. Los medios están en la búsqueda del click y se precarizó el trabajo, que los periodistas tengan que hacer 3 o 4 notas a la vez no ayuda. No tiene que ver con la pandemia, pero aplicado a ella, los materiales no tienen la seriedad o el rigor que deberían”.
La periodista agregó que la cuestión “va de la mano de lo que pasa en las redes sociales y la cantidad de cuentas creadas o fabricadas con el solo fin de generar emociones, por lo general negativas, ya que son las que generan clicks, lecturas o interacción. Esto está emparentado con la falta de recursos económicos, la forma de medir el éxito de un medio es a través de los clicks, entonces se prioriza la emoción antes que la noticia”.
En ese sentido, el analista político del diario fundado por Bartolomé Mitre, coincidió con su colega y comentó que “no tiene que ver con el periodismo objetivo, subjetivo, militante, esa discusión quedó atrás. Evidentemente el periodismo amarillista, por llamarlo de alguna manera, tiene buenos niveles de rating, éxito, entonces se apela a esa fórmula”.
Vicentín, opinión e información
El periodista de La Nación es autor, entre otros títulos, de los libros Marca personal, Política extrema y Los secretos del Congreso. Éste último, de reciente aparición, aborda distintos aspectos vinculados a la cámara baja: cuánto ganan, qué cantidad de asesores tienen, cuánto tiempo pasan en el recinto, cuáles son las dinámicas y las corrientes subterráneas del Poder Legislativo. Si bien la expropiación de Vicentín se dio por cuenta y orden del Ejecutivo, Sued está empapado de política y es voz calificada en la materia.
“Se trata de una decisión política, con carga ideológica y no está mal que así sea. Habría que analizar los datos, hay una deficiencia del gobierno en este punto, el anuncio del presidente se hizo a las apuradas, la conferencia se convocó poco tiempo antes y los periodistas fueron sin saber qué se iba a anunciar. Con la argumentación sucedió lo mismo y no quedó clara la discusión. Respecto del debate me parece que el periodismo tiene que poner los datos sobre la mesa y dejar para una segunda instancia la opinión”, expuso en el ciclo semanal de la universidad porteña.
Noelia, por su parte, estimó que “no hay que simplificar, no caer en la tentación de la expresión `es Venezuela, Chávez, Cuba´ e intentar salir del pensamiento predigerido. En estos casos hay que escuchar a la gente de la zona y saber qué les pasa. Ese tipo de óptica me parece importante y desde Buenos Aires hay que darle visibilidad”.
Redes sociales, colegas y políticos
“Con las redes me cuido de no agredir y no hacer menciones personales. Si trabajás en el Congreso tenés que estar permanentemente llamando para conseguir información y no se puede estar en cortocircuito por un intercambio en internet” contó Sued, a la vez que se refirió a las escuchas ilegales durante la gestión anterior, “personalmente no me siento víctima de espionaje, la ficha no tenía nada, sí critico la implementación del semáforo ideológico, no hay justificación para hacer eso, la orientación política no importa para nada”, afirmó.
No obstante, recalcó que “no es nuevo que los medios sean actores políticos. En el pasado la complicidad con los golpes de estado los ubicaba en un lugar trascendente, por ejemplo. Lawfare –“guerra judicial” o “guerra jurídica”, el Poder Judicial utilizado como actor partidario– es la particularidad de la época, pero que los medios limiten su profesionalismo en pos de beneficiar a un sector político no es nuevo. Es difícil saber hasta donde vamos a llegar, la crisis de la industria es real y los intereses ligados a otros sectores impiden la autonomía profesional”.
En tanto, la comunicadora social y también relacionista pública, consideró que “estamos a tiro de interpelación y de agresión por las redes. En mi caso, sobre todo twitter, siempre con cuestiones relacionadas al feminismo o la legalización del aborto”. Manifestó sentir “rabia” por el espionaje y detalló su lista de preferencias periodísticas, “si quiero saber qué pasa con el presidente, las internas con su equipo, leo a Gabriel Sued o Gabriela Pepe en Letra P; si necesito detalles de una causa judicial sigo a Luciana Bertoia en el Cohete a la luna, Irina Hauser y Raúl Kollmann en Página 12, o bien, Gabriel Morini en Ámbito Financiero. Respecto del Congreso nos conocemos todos, el grupo en general que cubre la Cámara de Diputados es bueno y sólido”.
Gabriel Sued incorporó sus propios nombres, “en Economía Alejandro Bercovich me parece confiable, Jairo Straccia también, de los más conocidos creo que hay periodistas con los que no coincido pero me parecen transparentes, Radio con Vos, por ejemplo, tiene una programación con gente interesante, María O´Donnel en Radio Metro es otra” enumeró. Además, dedicó un párrafo aparte para Marcelo Zlotogwiazda: “Lo admiro, siempre valoré que hablaba de lo que le interesaba, consideraba importante y lograba instalarlo en la agenda. Tenía autonomía en la toma de decisiones, por eso actualmente reivindico a quienes tratan los temas que creen claves y no se entregan a los intereses de otros”.
En cuanto a las plumas pesadas, la egresada de la UNLM estimó que “no leo editorialistas, hay mucho deseo escrito, en este momento hay un anhelo de pelea entre Alberto y Cristina, no quiero perder tiempo en eso”. Él, en tanto, no fue tan tajante y declaró que “los leo para saber cómo viene la mano. Reconozco que es difícil, pero no valoro el género. Los dos editorialistas de La Nación de los domingos escriben muy bien, pero el editorial tiene mucha exposición de la mirada personal y hace que se pierda el interés”.
El manual del buen periodista
“Las personas no buscan objetividad, transparencia, quieren consumir al que piensa más o menos igual. De algunos conocemos la trastienda y sabés si tienen data o es humo. Opinión e información, sobre todo en los medios audiovisuales, se mezcla mucho. Valoro la honestidad, sentir que no te operan, que no te subestiman, que te consideran una persona inteligente y te transmiten las cosas de manera interesante”, opinó el autor de “El soldado de Cristina”, destacada crónica sobre la actividad política de Andrés “Cuervo” Larroque.
Por último, la integrante del programa “Pasaron cosas” en Radio con vos definió los aspectos que definen a un profesional íntegro, “el chequeo de datos, la contemplación de todas las posiciones existentes y efectuar un buen análisis”, punteó. Gabriel coincidió en el final, “no hay fuente objetiva y la ideología determina nuestro recorte. Por eso todos vamos a hacer distintas notas aunque tengamos datos similares. Sin embargo, hay herramientas para aplicar, como el chequeo y contar varias fuentes. Es decir, está la ideología, pero también las técnicas, si se las incluye ya es otro nivel periodístico”.