El piropo se usa mayormente cuando hay grupos de hombres. Estos hombres, cuando le dicen un piropo a una mujer, en realidad no quieren seducir a la mujer, SINO A LOS HOMBRES que forman parte del grupo.
El mensaje es: “Fulano, te quiero seducir, te quiero gustar, y por eso le digo esta barbaridad a esa chica que pasa” […] Los tipos que están juntos en una pizzería y le dicen un piropo a dos minas que están aterrorizadas a las cuatro de la mañana esperando el 143, no se quieren levantar a esas minas, SE QUIEREN LEVANTAR A LOS AMIGOS. No sé de qué manera, pero así funciona.
Un tipo que está a las cuatro de la mañana con cinco amigos y no con las dos minas esperando el 143 es porque ése es su asunto. No digo que le gusten más los hombres que las mujeres, digo que prefieren la seguridad de una misoginia ejercida desde la pizzería a las verdaderas aventuras del amor, que no son gritarle cosas a las mujeres que pasan por enfrente, son otra cosa, requieren otra destreza y otra apuesta, de otro orden. […]
Gritar “che, qué gambas”, eso es un mensaje para el que está al lado: “Che, mirá qué piola que soy, porque no sos mi amigo y me pasás la mano sobre el hombro, que me gusta”. Es eso. Y yo detesto todo eso. Y lo he visto muchas veces. Tipos que conozco, que ahí están… con sus amigos.
No están con su mujer, ni con su amante, ni con su novia ni con una que les gusta: están con sus amigos. Yo no digo que esta sea una preferencia sexual; digo que es una preferencia social y vital: les gusta más conversar con los hombres de mujeres que con las mujeres del mundo.
Fuente: Mujeres Punta Indio