Fernando Tesón fue el jefe de campaña de Tata Fernandino en 1995 y, en entrevista con ANTI, recordó, entre otras cuestiones, los motivos para aceptar el desafío.

“Firmeza, decisión y perseverancia que una persona pone en la realización de una cosa” casualmente es la definición del apellido del jefe de campaña del que fuese el segundo intendente peronista de Chascomús, Norberto Fernandino.

Hace días, justamente, se cumplieron 25 años del triunfo en aquellas elecciones de Tata, que venía de un par de traspiés electorales, tanto en la interna justicialista como en el  intento fallido por llegar a la comuna de su pago, cuna del presidente Raúl Alfonsín y tierra claramente de radicales por aquel entonces.

Por tal motivo, y luego de gestión de un amigo chascomunense en común, uno de los grandes responsables del triunfo peronista de 1995, Fernando Tesón, decidió mantener una entrevista con ANTI, pese al perfil bajo que profesa y de la invisibilidad que disfruta.

“Hubo algo personal atrás, pero nunca lo expresé, salvo en alguna charla con amigos o con un rival de aquella campaña, al punto que hubiera tomado el desafío sin cobrar un solo peso.  Ese motivo fue que mi padre se quedó sin trabajo por Alfonsín. Cuando me llegó la oferta, no pude decir que no”, aseguró el licenciado en Letras y Ciencias Políticas.

REIVINDICACIÓN, REVANCHA CONTRA RAÚL
“Reivindicación, algo primitivo, algo de revancha, algo de pagar con una moneda parecida evidentemente fue lo que me movilizó en aquel entonces”, añadió quien en sus comienzos laborales realizara análisis del discurso, semiótica y campaña para medios y corporaciones.

“Fue un desafío intelectual, que sirvió para probar en escala una campaña presidencial. Con el tiempo, analizándome y analizando la situación, me di cuenta cuál fue el verdadero motor, Raúl Alfonsín”, remarcó el ex titular de diferentes cátedras en universidades como la UBA, UCA y El Salvador.

DEL MUNDO CORPORATIVO A LAS CAMPAÑAS POLÍTICAS
Continuando con el ida y vuelta con ANTI, el asesor que actualmente trabaja en Perú comentó: “En aquel momento de mi vida, decidí dejar el mundo corporativo, la estabilidad económica, para dedicarme a las campañas políticas, que era lo que me gustaba, al punto que lo enseñaba en las facultades, desde donde me nutrí para armar parte del equipo de trabajo de Chascomús”.

“Si bien había asesorado en cuestiones de discurso en Catamarca, Salta y Misiones, no había probado un modelo de campaña propio, no lo había podido plasmar de manera práctica, en tiempo, espacio y presupuesto, en un todo. En tal sentido, lo realizado en Chascomús me ayudó a ordenarme. Lo más valioso fue que pude probar un sinnúmero de teorías y trabajar en un grupo que fue de bueno a muy bueno, ya que nunca es óptimo”, prosiguió Tesón.

“Recuerdo que lo había ayudado a Tata desde un lugar muy lejano, a través de un consultor, que me llevó en alguna campaña anterior. Fue espantoso lo que les dije sobre lo que venían haciendo y espantoso el resultado. Pero bueno, me quedó dando vueltas en la cabeza llevar adelante una organización para aplicar en un pueblo como Chascomús, conservador, con un peronismo fragmentario e incendiario en aquel entonces”, reconoció quien tras 1995 se fuera a trabajar en campañas en Estados Unidos.

JÓVENES CON VORACIDAD DE PODER
“En Chascomús aprendí a manejar el valor de la flexibilidad y a seleccionar bien la gente, cosa que en la interna no fue así. En principio, los integrantes del equipo no fueron funcionales al objetivo. Me fue mejor con los juniors que con los experimentados, que estaban muy enviciados, llenos de una práctica profesional bastante floja. No tenían ni la garra, ni la fuerza, ni las ganas de aprender. Por eso finalmente recurrí a jóvenes con cierta voracidad por el poder, por cumplir, por trabajar. Los otros eran un fenómeno de facturación”, puntualizó el asesor que también pasara por Brasil.

“De esta manera llegamos bien armados a la general, que fue una batalla campal en términos de medios y de política, pero no empezamos bien. Reconozco que me faltaron elementos, conocimiento del lugar, a nivel personal, y lo mismo les sucedió a los que en principio vinieron a trabajar en la campaña”, agregó Tesón.

ESCAPE DE LA INTERNA PERONISTA

Por otra parte, el jefe de campaña de Fernandino recordó: “Le quise escapar a la interna peronista. Era un canto de sirenas permanente, para llevarte a las piedras y que te hundas; era una conspiración constante. Al que rescato y destaco, más allá del candidato, fue a Obdulio Etchepare, que sabía de política, de poder, y junto a Tata merecieron la victoria”.

Además, el asesor subrayó: “Si bien tenía la confianza del candidato, tuvimos que demostrarle que podía ganar. Venía de dos derrotas electorales, estaba en una posición incómoda, de orfandad política, de vergüenza peronista en un pueblo conservador y radical. Muchos de su entorno no creían en él. El contexto era un problema. Hubo que elevarlo por sobre los demás.  Estaba en una buena edad, en una situación de equilibrio personal, estaba para ganar, tenía la voluntad de hacerlo”.

En este escenario, Tesón detalló: “Hubo que aglutinar fuerzas y equipo en la interna y encontrar el electorado, para no ser rechazado, en la general.  Pero la realidad es que no había información disponible de las elecciones anteriores, donde les habían vendidos servicios de Tandil y de La Plata, como también lo habían hecho con los radicales. Arrancamos con los ojos cerrados y sabiendo que no había tropa propia para resolver cuestiones metodológicas”.

EL RIVAL, EL RADICALISMO Y ALFONSÍN
Yendo al radicalismo, que en esa elección fue representado por el ex intendente Miguel Ángel Tocci, el jefe de campaña de Fernandino rememoró: “Nos enfrentamos a una fuerza coherente y cohesiva, dentro de una sociedad conservadora. Un rival con un montón de cosas a favor, pero carente de toda tecnología y conocimiento teórico contemporáneo. Con Raúl Alfonsín que hablaba mal del candidato peronista, de la campaña, de nosotros, por Canal 7 y el Canal de Eurnekian. Era lógico, era su territorio y estábamos tratando de reconquistarlo, o conquistarlo, porque no teníamos nada”.

Luego, Tesón añadió: “Éramos cinco indios y seis caciques, con dos ranchos. Ellos tenían una organización muy buena. Tenían una estructura de poder organizada, con sus líneas internas y demás, pero con la seguridad del triunfo y del terreno propio. Era su tierra, su patria y nosotros no pertenecíamos a ese Chascomús. Tenían todo y hubo que robarle unos trapos, por ejemplo la canción Matador o las caravanas. Fue una elección táctica”.

Finalmente, en esta primera entrega de ANTI, el padre de la criatura, del equipo sobre el cual se brindarán detalles próximamente, detalló: “Hicimos focus group, encuestas cruzadas sobre temas estructurales, y hasta el primer mapping en serio, el logro metodológico más grande. Se montó un servicio noticioso con información y no tanta opinión, con dos radios, un diario, y un noticiero televisivo. Para ello armamos una sala de situación, un cuarto de guerra enserio, una máquina de producción cultural y una máquina electoral. Sacamos más votos que Menem y Duhalde. Generamos un cambio social y político, un pequeño hito, que no se aprovechó después”.

Leé la segunda parte de la nota en: Información monolítica contra opinión narcisista