Luciano Gorraiz es parte de la organización comunitaria Corriente Clasista y Combativa (CCC), que hace años viene trabajando en los Barrios de Chascomús. Obviamente, en esta situación de pandemia de COVID-19, el Negro y sus compañeros siguen estando presentes, mutando la intervención en función de la necesidad, destacando que el “aislamiento no es igual para todos” y solicitando “la coordinación de todos los esfuerzos que se vienen haciendo”, que son muchos.
-¿Cuál es la situación en los barrios tras dos meses de cuarentena?
Nosotros somos parte de una de las organizaciones comunitarias que desde hace muchos años venimos trabajando en diferentes barrios de nuestra ciudad. Actualmente en tiempos de pandemia, dejamos de trabajar con las palas, escobillones y carretillas que utilizamos para limpiar el barrio y nos pusimos de acuerdo en darle prioridad al trabajo en los comedores y copas de leche que tenemos en el Barrio Ipora, San Luis y Algarrobo. Ahí en grupos, tomando todas las medidas necesarias de cuidado e higiene trabajan compañeras de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) para que lleguen más de 300 raciones, dos veces por semana, de comida y de leche a las familias de sus barrios.
La situación actual ante los nuevos casos de COVID 19, es de preocupación. Al principio de la cuarentena era una sensación de incertidumbre, no saber lo que iba a pasar.
El aislamiento social es difícil para todos, pero no es igual para todos. Las primeras preocupaciones fueron la falta de trabajo (changas), que son las que permiten el alimento de todos los días, eso repercutió en las necesidades alimentarias, que en el caso de los comedores nuestros y en general los de toda la ciudad, se duplicaron las demandas. Fueron esos primeros días los más angustiantes.
-¿Qué necesidades son las que priman hoy? ¿Los problemas habitacionales, de comida, de trabajo, educativos, físicos, emocionales?
Los barrios en los que nosotros trabajamos no son todos iguales, tampoco sus estructuras e historias, son como las de otros barrios populares o villas de nuestro país, pero si, están atravesados en distinta medida desde hace mucho tiempo, por la falta de trabajo formal para los hombres y mujeres, de alimentación saludable, de acceso a la vivienda digna, etc.
Por eso en tiempos de cuarentena en la gran mayoría de las familias paso a ser prioridad, tener un peso en el bolsillo y un plato de comida caliente en cada mesa.
-¿Es más complicado cumplir con el ASLO por las condiciones habitacionales y sociales? ¿Existe un aislamiento más barrial, comunitario?
Las formas de convivir en el barrio y las prácticas cotidianas de vínculos son de permanente intercambio, todos acuden a un vecino o al familiar que vive cerca ante cualquier dificultad.
Por esto y las necesidades creímos como organización que el aislamiento físico no podía ser un aislamiento social y de eso hemos sido protagonistas. Desde el primer momento las compañeras de la CCC se pusieron al frente de los comedores y copas de leche. También lo hacen otras organizaciones, la iglesia, familias.
Nos pusimos a hacer el relevamiento y a ayudar en la difícil tarea de completar los requisitos del IFE, el acceso a internet, a cuentas bancarias y correos electrónicos fue una odisea. Las compañeras que tienen máquina de coser investigaron y realizaron una cantidad importante de barbijos como para que a todos los que trabajan en los comedores no les falten y puedan protegerse. Junto al INTA y sus técnicos se distribuyeron semillas a 35 familias para reforzar o iniciar las huertas familiares y nos capacitamos a través de un grupo de WhatsApp. Empezamos a capacitarnos para formar promotoras de salud, y promotoras en prevención contra la violencia de género. Iniciamos el relevamiento de que adultos mayores tenemos en nuestros barrios, embarazadas, quienes presentan algún tipo de enfermedad con factores de riesgo, quienes se vacunaron, etc. También confeccionamos un protocolo para el funcionamiento de los comedores y la de entrega de tupper con la comida y de botellas para le leche.
Por lo tanto con ese protagonismo de principalmente las mujeres, mamas, intentamos transformar ese aislamiento en trabajo, ayuda y solidaridad.
-¿Cómo fue la respuesta de lo público y lo privado al momento de acompañar a los más necesitados? ¿Qué destacas y qué falta?
Ha sido fundamental la predisposición para ayudar de un sector muy importante de nuestra comunidad, la solidaridad frente a esta situación es muy grande. Llegan distintas donaciones a los comedores barriales a través de grupos de vecinos, de clubes, la iglesia, empresas, etc.
También las medidas que fue tomando el gobierno nacional con el aumento en la AUH, bonos para jubilados, la tarjeta Alimentar, empezaron a llegar a los sectores más vulnerables. Además los bolsones de comida suministrados por el Consejo Escolar y la comunidad educativa y los que llegan por el Municipio, van paliando la situación.
Es de destacar el gran gesto de solidaridad de nuestro Chascomús, que esperamos se mantenga y que se refuercen desde el estado las políticas de asistencia, para llegar a todos.
Por todo esto creemos necesaria la coordinación de todos los esfuerzos que se vienen haciendo. Es fundamental que todos los actores sociales, políticos, institucionales de la salud, educación, del trabajo, de la economía popular y los barriales nos encontremos para conocer, planificar y pelearle codo a codo al coronavirus.
-¿Cómo repercuten en el vecino barrial los casos positivos de COVID-19 en el sistema municipal de Salud, en el Hospital?
La información sobre el avance de la pandemia no es interpretada de igual manera por todos, por lo que muchas veces hay confusión sobre los riesgos y cómo y cuáles son los cuidados que hay que tener para no enfermarnos o transmitir el virus. Tampoco están al alcance de todos los productos de higiene (fue muy importante la donación que recibimos de Cloro y detergente) y existe mucha preocupación por lo que les pueda pasar a las niñas y niños de la familia si el virus llega al barrio.
Esta nueva etapa que estamos atravesando, nos debe encontrar más atentos y unidos, para poder transmitir tranquilidad, acompañar a quienes están sufriendo (enfermos, aislados, personal de salud) y tomando medidas para que codo a codo demos batalla a esta pandemia.