Las empresas bonaerenses, cualquiera sea su naturaleza, debieron reinventarse este año. El surgimiento de la pandemia los obligó a pensar y extremar medidas de seguridad que garanticen el desarrollo de la actividad sin riesgos de contagio. Para aquellas industrias denominadas esenciales el desafío fue mayor porque debieron concretarse e implementarse protocolos con la planta en pleno funcionamiento y sin detenimiento de la producción.
Agustín De Hagen nació en Chascomús hace 38 años y es Administrador de Empresas. Desde el año 2017 ocupa un cargo gerencial en el frigorífico DEVESA, en Azul, localidad ubicada a 250 km. de Chascomús. Después de recibirse y trabajar mucho tiempo en Capital Federal decidió cambiar de aire y radicarse en el interior, “fue fácil, es similar a Chascomús y la gente nos recibió muy bien”, cuenta en diálogo con ANTI, a la vez que describe qué lo atrajo de la empresa: “El rubro se acerca a lo que viví en casa con mi papá y después mis hermanos. Ellos trabajan en el campo, en el inicio de este proceso, la actividad en general es muy interesante”.
El frigorífico comenzó sus actividades en marzo de 2017, el primer día faenó 30 novillos. En la actualidad, se despachan 600 animales por día y se emplea, entre planta y oficinas, 680 personas. Agustín, desde el área de Recursos Humanos, coordina diferentes cuestiones de la cotidianeidad de los empleados y es responsable, en buena medida, del cumplimiento de las disposiciones sanitarias que permiten, hasta la fecha, no registrar casos de coronavirus en la empresa.
DEVESA remonta sus orígenes a la sociedad de dos familias y trascendió más de una generación. Produce cortes de carne, menudencias y subproductos de origen bovino para mercados internacionales y locales. Ese criterio no se modificó con la pandemia, Agustín comienza la exposición: “No se paró en ningún momento, la producción está a full, dada su condición de industria esencial. Se toman extremos recaudos. Ya de por sí es una actividad con mucho hincapié en la higiene, a diferencias de otras industrias como puede ser la metálica o la textil”.
La empresa se rige por protocolos de SENASA, de la Cámara de Frigoríficos Exportadores, de los Decretos Nacionales y de disposiciones propias. Entre las medidas más importantes se encuentran el ingreso por tandas cada una hora, la incorporación de dos espacios de comidas y las salidas a almorzar de manera distanciada, los empleados deben llenar una declaración jurada de salud diaria, se les toma la temperatura, se chequea el olfato y es obligatorio el uso del barbijo. Además, en el ingreso y egreso a cada área se realiza lavado de botas, manos y herramientas.
La ficha sanitaria, en este momento, se completa de manera manual. Cada persona se la lleva al terminar el turno y al otro día vuelve con la información completa, “estamos en la búsqueda de una app que les permita acceder desde el teléfono y facilitar el trámite”, indica De Hagen al respecto, y comparte otra de las medidas: “Si se detecta alguien con síntomas en portería debe retirarse al domicilio y comunicarse con el 107. A las 4 hs. nos ponemos en contacto para saber las novedades, no dejamos a las personas o la situación librada al azar”.
En ese sentido, el profesional egresado de la UBA, agregó que “se realizan comunicaciones diarias vía whatsapp, mail y cartelera. Es un trabajo constante para que asimilen y se apropien de los cuidados. Estamos todo el tiempo intentando evitar errores. El tema que la gente está cansada y, justamente, se viene la peor escalada, por eso hay que reiterar las disposiciones”.
La logística del frigorífico incluye un flujo de 40 camiones diarios, entre los que entran y salen. Para los choferes también hay disposiciones especiales: “En cuanto a los transportistas que vienen de Capital Federal completan una declaración jurada de salud, se les toma la temperatura y tienen prohibido bajarse del camión. El municipio los controla en el acceso a la ciudad y nosotros en la planta” informa el oriundo de Chascomús en la continuidad del diálogo con ANTI. En la actualidad una disposición exime de la cuarentena de 14 días a los trabajadores de industrias esenciales que provengan de zonas de transmisión comunitaria.
Una de las particularidades del frigorífico es que faena carne kosher, por lo cual recibió durante la cuarentena la visita de treinta rabinos para supervisar el procedimiento bajo la normativa de la cultura hebrea. A cada uno de ellos se les realizó, en concordancia con el municipio, el test de COVID, que tiene un costo estimado de $4500 por unidad.
Así como se coordinó la llegada de los rabinos junto con el municipio, “tenemos contacto constante con las autoridades locales, hacemos reuniones semanales y por cuestiones puntuales nos recibió el Director de Salud y el Secretario de Gobierno. Incluso personas de sanidad han venido a dar charlas al personal” informa el Gerente de RRHH, a la vez que recalca la importancia de la empresa en el andamiaje económico y social de la ciudad: “Nuestros protocolos fueron auditados constantemente, el impacto del frigorífico es grande, constituye la empresa privada con mayor nivel de empleo en la ciudad”.
Azul y Chascomús comparten un dato de color: el Coronel Pedro Burgos abandonó Chascomús, donde estaba radicado, para fundar Azul el 16 de diciembre de 1832 por orden del gobernador Juan Manuel de Rosas. Más allá de esta coincidencia histórica, ambas ciudades transitan la fase 4 de la cuarentena, lo cual es otro punto de contacto, pero ya de coyuntura actual.
Azul registró hasta la fecha 2 casos positivos, pero está a escasos 50 km. de Olavarría donde esta semana se detectó una escalada de contagios. Por eso la importancia de mantener la guardia alta y extremar las precauciones en la ciudad en general y en el frigorífico en particular, “la preocupación más grande es que te corten la posibilidad de trabajar. Por eso se siguen los protocolos a rajatabla por que parar representa un costo económico altísimo. No se puede fracasar en materia sanitaria porque sería un problema”, dice Agustín, y utiliza la expresión “no escupir para arriba” respecto de los 0 infectados en la planta, situación que por la dinámica de la enfermedad puede cambiar de un momento a otro.
Por otro lado, Agustín destacó la predisposición del gremio y manifestó que “las relaciones son óptimas, acompañaron las decisiones adoptadas y la implementación de protocolos. Reclaman lo que corresponde, alcohol en gel, jabón y protectores. Tenemos reuniones cotidianas y trabajamos en conjunto”.
El frigorífico exporta el 60 por ciento de su producción. No obstante, la Cámara de Exportadores solicitó se garantice el abastecimiento de carne en el mercado interno. Por último, De Hagen explicó por qué la producción nunca mermó, “los mercados no se cancelaron al mismo tiempo. Cuando Europa cerró, por ejemplo, reabrió China. Israel tuvo sus fronteras sin restricciones todo el tiempo. Los mercados se fueron corriendo y el frigorífico siempre tuvo demanda”, concluyó.