Comenzó en su adolescencia organizando festivales para recaudar fondos; hoy es el CEO de Gonna Go Producciones y propietario de la cartelera artística del Teatro Ópera, The Roxy y Temple Bar en La Plata.

 

Nació en Chascomús hace 35 años. En plena adolescencia, con la organización de festivales para recaudar fondos, descubrió su vocación. Desde entonces produjo eventos de artistas como Guasones, La Vela Puerca, Attaque 77, Las Pelotas, Catupecu Machu, No te va Gustar, Las Pastillas del Abuelo, entre otros tantos. El Ceo de Gonna Go Producciones y propietario de la cartelera artística del Teatro Ópera, The Roxy y Temple Bar en La Plata, habló del presente de la industria del entretenimiento, repasó sus inicios y compartió perlitas con Juanse de Ratones Paranoicos y el grupo Almafuerte.

¿Qué alternativas trabajan para sostener la industria del entretenimento en un contexto como el actual?

Desde la industria no hay sostén alguno, ni límite de caída. Está paralizada completamente, viviendo un momento de desesperación muy grande. De manera única y excepcional todos los teatros, salas y bares del mundo están cerrados por tiempo indefinido. Esto lleva al sector a la agonía.
Hemos propuesto por distintos canales, proyectos y programas al gobierno para que se ocupe del gran ala cultural, con la implicancia social que tiene tanto en el hoy como en el mañana. Las medidas aun no llegan, las propuestas tampoco. Es un sector donde las asistencias brindadas por el gobierno no abarcan a los miles de trabajadores que componen la industria de la música y el arte, que por su particularidad se encuentran fuera de los sistemas clásicos de registro de personal laboral.
Ante esta peculiar situación la primer reacción de muchos artistas fue generar contenido en vivo en las redes sociales desde sus casas, cuando todo parecía que era pasajero, por unos pocos días. Al igual nosotros, como productoras, decidimos liberar contenido, subir shows y festivales completos del pasado para que la gente se quede en casa y pueda entretenerse. A la vez, generar charlas y talleres. Pero todo llevó a un desgaste grande, ya que no tenemos ingreso alguno por ello y los egresos no paran, de esta manera se desvirtúa el sentido.

¿Cómo eran estas propuestas por streaming?

En los comienzos de la cuarentena muchos artistas de manera espontánea comenzaron a realizar transmisiones en vivo desde sus cuentas para aportar a la causa «Quedate en Casa» y así entretener. Nosotros como productora tuvimos la iniciativa de lanzar y llevar adelante el primer festival Online «Antídoto», por el que pasaron grandes exponentes de la música y con una gran respuesta de parte del público, durante sus cinco fines de semana consecutivos. Pero luego las limitaciones técnicas y la saturación a causa de la sobreoferta comenzó a generar un efecto contrario. Ahora nos encontramos ante un gran desafío: que la gente empiece a pagar un acceso para ver estos shows.
Con la paulatina apertura de la cuarentena, junto a los artistas, vamos a poder generar shows desde las salas a través de streaming con calidad de audio y video Creemos que el futuro está por este camino.
A su vez, es un gran momento para amigarnos con la tecnología y las distintas plataformas, descubrir cientos de artistas que emergen todos los dias, distintas propuestas muy ricas que tiene nuestro país.
Todo esto sin dudas es una ayuda, ya que existe una monetización vía Spotify, YouTube, pero si comparamos estos ingresos generados con la recaudación producida en un show en vivo la diferencia entre uno y otro es exponencial en el 95% de los casos.

¿Qué expectativas tienen para este 2020, habrá vuelta de eventos masivos en el corto plazo?

Teníamos cientos de eventos programados y muchos en carpeta en situación de análisis. Estábamos a tres días de arrancar la temporada del Teatro Ópera de La Plata con un show de Estelares. Teníamos un evento internacional agotado en el Ciudad Cultural Konex, de un artista español llamado Muerdo, cancelado a pocos días de su realización. También la presentación de Babasónicos en el Estadio Atenas de La Plata el 4 de abril.
La suspension es total, desde un dj en un bar para 50 personas, los teatros, los estadios, los festivales, absolutamente todo. Se venían shows y eventos realmente impresionantes, lamentablemente todo se esfumó. Creemos que la modalidad operativa que vendrá será con una considerable disminución en la capacidad del público habilitado.
La confirmación del regreso de los eventos es un espejismo en el desierto, a veces lo vemos próximo y luego la distancia se vuelve a generar. Tenemos expectativa de que la curva se sostenga de manera favorable y poder lograr abrir las salas en agosto o septiembre.

¿Se trabaja en conjunto con las demás productoras o se trata de iniciativas individuales?

Estamos generando distintas conversaciones sectoriales entre todos los productores del país, los dueños de salas, artistas, etcétera. Es una crisis que nos lleva a la mayoría a un mismo lugar.
Son muchos los interrogantes pero todos coincidimos que la actividad necesita un regreso paulatino de apertura, a más tardar agosto, para poder sobrevivir, sino va a ser devastador. También creemos urgente la declaración de crisis del sector por parte del gobierno.

¿Tienen conocimiento de cómo se ha trabajado en la industria del entretenimiento en otros países?

Seguimos distintas experiencias, se generan muchas charlas, primero lo hicimos con amigos colegas de España e Italia, zonas fuertemente afectadas. Ahora tenemos conversaciones con la región, tanto en Uruguay, Paraguay y Chile, donde la evolución del virus es similar.

¿Cómo transcurre el día de un productor sin la adrenalina propia de tener en el calendario una fecha de show establecida?

Es una caída libre constante. Al principio, como creo a la mayoría le sucedió, nos generó algo positivo. Esta actividad nos mantiene muy alejados de la familia, con viajes y terminando de trabajar siempre tarde, pero la realidad es que al no poder trazar una linea y decir “¡ok! Desde acá en adelante empezamos a agendar y planificar” se nos hace inestable y complejo. Es algo en lo que coincidimos todos los colegas.

¿Tenés una opinión formada respecto de las condiciones del actual aislamiento? ¿Lo comprendés a pesar de que tu actividad es una de las más castigadas?

En primera instancia fue difícil comprender que algo tan primitivo como el aislamiento social iba a ser la mejor opción, encontrándonos en el año 2020. En base a los resultados e informes que vemos entendemos que fue correcto. Siempre hemos respetado y seguido las recomendaciones y normativas de los funcionarios de turno, ellos son los capacitados para afrontar este tipo de situaciones.
Sabemos que en la actualidad es imposible avanzar en la producción de eventos que cuenten con aglomeración de gente, lo tenemos claro. Lo que no comparto es que cuando se retomen las actividades como gastronomía, cines y shoppings, el show en vivo deba seguir esperando. Considero que vamos a poder generar un protocolo para un paulatino regreso a la actividad, proponiendo la distancia social adecuada entre las personas y todas las medidas que se aplican para poder garantizarle al público seguridad y protección. De hecho, le propusimos a distintos decanos de la Universidad Nacional de La Plata generar una mesa de trabajo afín a la situación.

ALLÁ LEJOS Y HACE TIEMPO

El calendario de “James”, como todavía lo apodan algunos amigos de Chascomús, es de lo más apretado: 250 shows por año, 10 giras nacionales, 5 internacionales, Director de Rock en Baradero y el Festival Capital. Está casado, es el padre de Juana y vive en Buenos Aires hace 15 años. En charla con ANTI, recordó el comienzo, la complicidad de su madre y las infinitas historias de una actividad repleta de mística.

¿Cómo fueron tus comienzos en la industria del entretenimiento?

En los últimos años del colegio nos propusimos una actividad para recolectar fondos y viajar a Mendoza. Se trataba de un programa de asistencia a personas que viven en la frontera. Les propuse entonces a algunos amigos que tenían bandas en Chascomús organizar un ciclo de shows y juntar dinero. Entre todos pudimos promocionar, vender entradas y recaudar. Con la llegada de Internet empecé a mandar mails y me fui contactando con muchos grupos, personas vinculadas y representantes.
Recuerdo que hicimos Guasones, La Vela Puerca, Villanos, Attaque 77, Árbol, Catupecu Machu, No te va Gustar. En la mayoría de los casos los grupos iban a la costa y Chascomús era una parada táctica para prorratear los gastos.
Al no existir los celulares y el contacto ser vía teléfono fijo o mail, cuando volvía del colegio o jugar con amigos, mi madre me pasaba el parte de llamados. Llegó al punto de decirme «por favor, decime en qué horario estás así te llaman en ese momento”.
Resulta que un día, tenía 17 años, me dice «te llamaron de la oficina de Hector Caballero, para hacer el Chaqueño Palavecino”. Fue clave para mí, comprendí que no debía hacer solo shows de rock sino abarcar todos los géneros, incluso ferias y exposiciones.
El primer evento que organicé, con la coordinación total que lleva, fue la Vela Puerca. Algunos músicos durmieron en casa, otros en la de amigos, comimos un asado increíble en el fondo de Bolivian Blond, ahora no se como se llama, arriba del viejo “Sport Café”. Tengo un gran recuerdo de los chicos, la mayoría en la actualidad son amigos, y también del Tano Tanzi.

¿Cuál fue el show que te dejó más satisfecho? ¿En cuál las cosas no salieron del todo bien?

Me cuesta mucho elegir uno, quizás el primero en Obras, que fue justamente Almafuerte. Tenía solo 19 años. La 25 en el estadio de All Boys, los primeros fuera del país, o bien, el debut en el Estadio Único de La Plata, nada menos que Skap ante más de 25 mil personas.
Los festivales, mirar el pronóstico del clima durante un mes, que lleguen 30 artistas con sus staffs por día, miles de personas de todo el país. Experiencias ricas.
Respecto a malos shows también es difícil elegir uno, quizá alguno que no me fue tan bien económicamente, ja ja.
Hace años que vengo hablando con directores de teatro para producir alguna obra, es un mundo en el que hoy solo tomo café y los disfruto desde la butaca. Me gustaría cruzar esa barrera y hacer algo juntos.

¿Anécdotas? Eventos o situaciones que hayan salido redondas, o muy mal.

Este negocio está cautivado por historias, mitos y muchas mañanas con colegas a quienes respeto y admiro. Cuento algunas historias que espero nunca poder olvidarme.
Siempre fui creyente, de hecho llevo tatuada la Virgen de Guadalupe conmigo. Hace unos años viene el manager de Juanse de los Ratones Paranoicos y me dice «Juanse tuvo una premonición, el productor de su próximo show tenés que ser vos». Sinceramente, ¡me descolocó! Por supuesto, no le pude decir que no.
Otra gran historia es el comienzo de mi vínculo con la banda Almafuerte, liderada por Ricardo Iorio. Trabajamos más de 12 años, pero el comienzo de la relación fue muy mala. Recuerdo que los llamé y les propuse hacer el show y aceptaron. Era uno de los primeros eventos que hacía en Chascomús, no conocía bien el género, ni a la gente de la banda, entonces la comunicación era sumamente formal y su manager tenía cierta desconfianza de trabajar con un chico tan joven, como lo era en aquellos años. Finalmente, aceptaron.
Empezamos a promocionar la fecha, fuimos a las ciudades y pueblos aledaños, llevamos afiches, y la presentación venía en lo estipulado previamente, unas 700 personas ya habían comprado sus entradas, pero se ve que alguien le fue con el cuento al intendente de que iban a viajar miles de personas, vendrían en tren, romperían todo al pasar, sin dejar nada en pie. En el año 2020, atravesando una pandemia, parece subreal, pero pasó.
Me llamó a casa un asesor del intendente de aquella época y me notificó que no se podía realizar el show por temor a desmanes, que la ciudad no contaba con el operativo de seguridad necesario. Recuerdo que tuvimos que devolver el dinero de las entradas, pagar los afiches y el manager me quería matar, me juró nunca más volver a atenderme el teléfono. Por suerte se les pasó.
Después de esta desafortunada experiencia hicimos más de 200 shows y tuve el placer de organizar la despedida de la banda 15 años después, además de tener una gran relación con ellos, los respeto y admiro mucho.
También merece la pena recordar las extensas giras, en Comodoro, Salta… Este trabajo cuenta con una gran cuota de romanticismo, muchas horas de viaje, mezcla de emociones. En estos últimos años, que la cosa se puso dura para todo el mundo, en los post shows me tocaba contarle a los músicos la alegría que le provocaba a la gente ver su banda admirada, que se olvida de los problemas en esas dos horas, deja todo en el lugar, disfruta y vibra al máximo. El arte es sumamente inclusivo y enriquecedor para todas las sociedades, por eso recalcamos que es fundamental no dejarlo morir.