Desde las primeras etapas de la pandemia se han observado grandes diferencias en la forma en que las personas responden a la infección por el virus del SARS-CoV-2. La mayoría de las personas infectadas sufren un cuadro leve. Pero tres grupos en particular han sido significativamente más propensos que otros a desarrollar una enfermedad grave: los hombres, los ancianos y los fumadores.

Una nueva investigación https://bit.ly/2zMmVdL explicaría por qué los fumadores parecen ser particularmente vulnerables a las infecciones graves y mortales, y por qué dejar de fumar podría reducir dicho riesgo.

El hallazgo determinó que el humo del cigarrillo estimula a los pulmones a producir más ACE2 (enzima convertidora de angiotensina 2), la proteína que el coronavirus atrapa y usa para ingresar a las células humanas. No se encontraron evidencia de que la edad o el sexo afecten los niveles de ACE2 en los pulmones, pero sí la influencia de la exposición al humo. No obstante, el cambio es temporal: el nivel de la enzima en las personas que habían dejado de fumar retorna a los niveles similares al de los no fumadores.

Otra conclusión a la que arribaron los científicos del laboratorio Cold Spring Harbor es que los productores más prolíficos de ACE2 en las vías respiratorias son las células productoras de mucosidad (células caliciformes). Fumar aumenta la prevalencia de esas células, una modificación que puede proteger las vías respiratorias de los agentes irritantes pero, al mismo tiempo, también puede aumentar la vulnerabilidad al SARS-CoV-2  al amplificar la cantidad de ACE2 en los pulmones.

 

*Esteban Wood es analista, investigador y consultor en asuntos de políticas sobre drogas.