Hay que romper el esquema de que los jóvenes son el futuro. Por una parte es verdad, la juventud llevará adelante el país en los próximos años, pero por el otro, la nación se conforma también de niños y adultos, la responsabilidad es de todos. Ahora, ¿de qué somos el futuro y de qué futuro nos hablan? Los errores de cada gobierno, la grieta, las injusticias, son cuestiones actuales que determinan lo que viene.
En ese sentido, no, no somos el futuro, simplemente porque no tenemos presente. No pueden cargar sobre nuestros hombros la ilusión y la expresión ustedes van a sacar el país adelante, no es así. Argentina se levanta en conjunto.
Los jóvenes, en cierto modo, somos una de las últimas esperanzas de que las cosas mejoren y funcionen, pero en estas circunstancias, con pocas opciones y la necesidad de trabajar para poder estudiar, todo indica que serán pocos los que puedan mantener esa expectativa.
La realidad es que el futuro se transforma desde el presente. Los responsables son quienes leen estas líneas, quien las escribe, todos… ¿Disgusta algo? Decilo. ¿Estás cansado de las injusticias? Quejate. ¿No sabés qué hacer para cambiar las cosas? Construí un pensamiento con bases sólidas y revolucioná tu espacio. No te conformes con analizar noticias, no te acostumbres a una realidad sin derechos, no te quedes quieto. Empezá por vos y eso contagiará al resto en una especie de reacción en cadena. No se puede reconstruir el país de buenas a primeras, pero podemos mejorarlo día a día.
En definitiva, no debemos exigir aquello que no hacemos. Cuando actúes pensá en dejar algo para las generaciones que vienen detrás, tratá de enseñarles que no deben conformarse con la mitad de algo cuando lo pueden tener todo. Formamos parte del presente que construye el futuro, no te quedes en la comodidad.
Los jóvenes actuales somos la causa de los adultos, nos enseñaron todo, ahora buscamos otra forma de ver la realidad y, de esa forma, cambiarla. Se necesita agallas para decir lo que pensás, pero una sociedad y una juventud conformista, son una sociedad y una juventud que no evoluciona, no avanza, no crece.
De niña aprendí que si se comete un error se aceptan las consecuencias. No es nuestra culpa como está el país, tampoco es nuestra responsabilidad como estará mañana, repito, esto es de todos.
En mi escrito anterior expliqué que la juventud ya no es la misma, que está cansada de ver una sociedad que se conforma con poco, que se calla para evitar problemas. Las cuestiones pasan por entender cómo uno tiene todas las comodidades y el vecino no, por qué se juzga a una persona por su accionar y no por su moral, ser el títere del que digita desde arriba, que te saquen los derechos y no lo veas.
No nos conformemos, nos van a sacar lo que es nuestro y el futuro será de nadie.