El investigador platense Ricardo Dewey se refirió al círculo virtuoso necesario para que los descubrimientos en Argentina tengan un impacto directo a corto y mediano plazo en el desarrollo productivo del país.

Luego de cinco años en Inglaterra y seis en Alemania, el investigador platense Ricardo Dewey regresó a Argentina en 2007, en uno de los planes de repatriación de científicos de aquel entonces, ingresó al CONICET como investigador y se instaló en el INTECH Chascomús.

Hijo de la educación pública (primaria, secundaria, universidad, con becas del CONICET y el INTA), el especialista en células madre fue noticia recientemente por recibir subsidio para desarrollar un método diagnóstico que permitirá predecir complicaciones pulmonares severas en fases tempranas de COVID-19.

Readaptando el conocimiento y la tecnología generada en 13 años de trabajo en el INTECH, la cual está apuntada a ayudar a resolver la problemática que generan las enfermedades crónicas complejas tales como la artritis, Dewey y su equipo buscarán generar biomarcadores que permitan saber de antemano, durante la primera semana de contagio de coronavirus, cómo evolucionará la enfermedad en el paciente, para de esta manera concentrarse en el cuidado y tratamiento temprano de ellos, y así disminuir o evitar complicaciones graves de la enfermedad.

«Tenemos esta oportunidad, este desafío, luego de 13 años de trabajo de técnicos e investigadores en el INTECH, que depende de la Universidad de San Martín (UNSAM) y el CONICET, a lo que hay que sumar, en mi caso, décadas de formación en educación pública. No fue magia. El rol del Estado es fundamental», remarcó el doctor en Ciencias Naturales y licenciado en Biología en diálogo con ANTI.

«¿Hay alguien que pueda dudar del rol del Estado en la investigación científica? Es real que hay mucho por mejorar, pero no se puede dudar. Los kits de diagnóstico rápido de COVID-19 surgidos recientemente desde las universidades públicas y de Institutos del CONICET, en conjunto con empresas privadas, es la respuesta. Evidencia un círculo virtuoso que parecía no existía. Así, la tecnología desarrollada dará respuesta a la sociedad en esta pandemia, y le permitirá al sistema nacional de salud y particularmente al Estado ahorrar tiempo y dinero en el diagnóstico de la enfermedad», prosiguió Dewey.

«Tendría que haber mucho más inversión en ciencia y tecnología. En Argentina estamos en el Juego de la Oca según el gobierno que nos toca. Se necesita continuidad de una política pública en la materia y más involucramiento de los privados, más estímulos para desarrollar proyectos conjuntos entre el Estado y el privado. En muchos casos los científicos miran con recelo a los empresarios, y estos a los científicos, y esta miradas no contribuye al desarrollo del país”, aseguró el fundador de la start up biotecnológica RADBIO, la cual surgió en 2018 luego de los descubrimientos logrados en el INTECH patentados por el CONICET y la Fundación Articular.

Más ciencia aplicada

Continuando con su exposición, el investigador platense esgrimió: «Se necesita una ciencia involucrada en el desarrollo productivo del país. Si bien la ciencia es una sola, y la ciencia básica es la que le da sustento a la ciencia aplicada, hay que estimular el círculo virtuoso, los desarrollos y la tecnología que tengan un impacto directo a corto y mediano plazo en la sociedad».

Luego, Dewey argumentó: «Un ejemplo claro es Israel, que en 20 años pasó de ser exportador de naranjas a convertirse en la segunda potencia mundial de tecnología, detrás de Silicon Valley (Estados Unidos). En Argentina necesitamos lo mismo. La ciencia tiene que impactar en las gobernaciones, intendencias, los hospitales, en las empresas como Villa del Sur o Unitec Blue en el caso de Chascomús. La inversión del Estado, con el acompañamiento del privado, tiene que tener resultados palpable para la sociedad generando puestos de trabajo y sustitución de importaciones entre otros».

Yendo puntualmente a lo realizado con su empresa, el director del Laboratorio de Terapia Génica y Células Madre detalló: «Los descubrimientos surgen del INTECH Chascomús, instituto perteneciente al CONICET. Los desarrollos fueron patentados por el CONICET y la Fundación Articular. La start up RADBIO firmó un convenio con el CONICET, que le licenció la tecnología a cambio de retribución dineraria por hitos alcanzados y participación en las regalías de los productos que se comercialicen. La inversión en ciencia del Estado, termina dando sus réditos: respuestas a la sociedad, recursos para sus arcas y nuevos empleos».

Igualmente, en cuanto a lo que sucede con RADBIO, Dewey señaló que «La historia de la ciencia en Argentina, es ciencia básica y fundamental, por la cual se aumenta el conocimiento del ser humano, pero un bajo número de esos conocimientos llegan a transformarse en bienes y servicios que impacten en la economía nacional».

Por último, el investigador añadió: “Nuestra experiencia hasta llegar a fundar RADBIO no es el camino habitual que siguen los investigadores del CONICET. Este camino incluye investigación científica, descubrimiento, patentamiento, generación  de start up, desarrollo de la empresa con grupos de inversores, que es lo que estamos haciendo en la actualidad».

Predecir la severidad del virus

Pasando puntualmente al proyecto que se llevará adelante en el Hospital El Cruce de Florencia Varela, a partir del subsidio de  la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, y la Fundación Bunge y Born, el oriundo de la Ciudad de las Diagonales explicó su génesis.

«RADBIO nació con dos objetivos. Uno terapéutico, pensado en generar nuevas drogas para tratamiento de enfermedades crónicas complejas, como artritis, cirrosis de hígado, cáncer. Y otro de diagnóstico que incluye la artritis reumatoidea. En nuestra investigación, encontramos en las células de la sangre marcadores biológicos que reflejan el estado de inflamación que tienen los pacientes con artritis. Y el inicio de la pandemia del COVID-19, vimos que podíamos aplicar, readaptando, esa tecnología para generar un biomarcador de severidad de coronavirus», informó Dewey.

«Reacomodamos la tecnología que estamos desarrollando para artritis a pacientes con COVID-19 en fases tempranas. Ahora hay que relocalizar el estudio, que se realizará en el Hospital El Cruce de Florencio Varela. Es para destacar que entre que propusimos el proyecto de investigación y lo aprobaron, pasaron dos meses. Fue rapidísimo, no pasa habitualmente. Estamos hablando de un mundo ideal. Esto lo permite un entorno excepcional, como lo es el COVID-19, y el trabajo previo realizado durante 13 años. Entre el 18 y 20 de marzo concebimos la idea, en mayo nos otorgaron el subsidio y a fines de junio o principios de julio arrancamos. Así debería ser siempre”, añadió el director del Laboratorio de Terapia Génica y Células Madre del INTECH, investigador    del CONICET y profesor adjunto de la UNSAM .

Finalmente, sobre los protagonistas del proyecto,  que es por un año pero que en 4/5 meses arrojará resultados preliminares, Dewey, investigador responsable y coordinador general, detalló: “Trabajaremos once profesionales. Participarán de este proyecto la técnica universitaria de Laboratorio Pamela Vázquez, egresada de la tecnicatura de Laboratorio del INTECH, y que es personal de RADBIO. También estará el Dr. Matías Preisegger, becario posdoctoral cofinanciada por empresa en el INTECH. Pamela y Matías, tendrán la responsabilidad de realizar las mediciones de biología molecular en muestras de sangre de pacientes con CVID-19, en el Centro de Medicina Traslacional del Hospital El Cruce. La Dra. Tania Rodríguez del Intech colaborará en la asesoría técnica del proyecto. El responsable médico de la investigación será el Dr. Daniel Aimone, neumonólogo del Hospital El Cruce. Otro miembro del CONICET, el Dr. Fidel Pérez, se encargará de la propiedad intelectual, ya que el objetivo es lograr un servicio o un kit que se pueda comercializar. Los descubrimientos que se realicen, van a ser patentados, por lo que se encargará de hacer todos los análisis relacionados con la protección de la propiedad intelectual. Desde el ANLIS Carlos G. Malbran estará Marcelo Rodríguez, responsable de Estandarización y Validación de Reactivos de Diagnóstico uso in vitro para Enfermedades Infecciosas, y Lucía Irazu, especialista en estadística. El ingeniero en Biotecnología Nicolás Tambucho, gerente de Operaciones de RADBIO, será el administrador del subsidio, con la colaboración de la licenciada en Administración de Empresas y co-fundadora de RADBIO, Mónica Coronel. El chascomunense por adopción, el medico rumatólogo Jorge Velasco Zamora, director del Instituto Médico CER de Quilmes, presidente de la Fundación Articular, co-fundador de RADBIO y que actualmente está a cargo del Centro Epidemiológico en Chascomús, será el coordinador de medicina traslacional del proyecto, interactuando con los médicos del Hospital El Cruce, donde se tomarán las muestras de pacientes y realizará la investigación que terminará ayudando a otros pacientes”.