Sin embargo, uno podría pensar que en realidad ahora los casos podrían estar ocurriendo en ciudades que no fueron afectadas anteriormente, y que las que más casos tuvieron en marzo quizás ahhora estén mejor porque hay más inmunizados allí.
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Mis conclusiones (y de muchos epidemiólogos que han publicado al respecto) son que el contagio y su velocidad dependen casi por entero de las restricciones a la movilidad y de la conducta de cada uno de nosotros, los ciudadanos.
El contagio depende de la cantidad de personas que vemos a diario, de nuestros cuidados y de las condiciones en que tengamos dichos encuentros. Si nos vemos con más personas, en ambientes cerrados, sin barbijo, y compartimos bebidas, mate, vasos, etc. vamos muy, muy mal.
*Rodrigo Quiroga. Bioinformático. Docente en la FCQ-UNC. Investigador asistente CONICET.