A Sergio lo conocí en 1982, acompañando a mi primo Daniel Aubía por la Emisora Chascomús. Después de un recital en el Club de Empleados, tuve la oportunidad de conversar con Carlos, su hermano y representante. Ahí ofreció material de promoción para la Emisora, para lo cual tuve que viajar a Buenos Aires, a la oficina de contrataciones, donde entregaban los discos de aquel entonces…

Luego, Carlos me invitó a compartir diversos recitales en la Costa Atlántica y me ofreció trabajar la promoción de los recitales en la zona, desde Lobos, Cañuelas, Maipú, hasta Dolores, Pila, Castelli y Lezama, obviamente Chascomús, como así también General Belgrano y Brandsen…

Con el pasar de los recitales, empecé a tener relación con el Negro (así le decían sus conocidos), una persona muy tranquila, humilde y generosa, con la cual pude compartir sus diferentes momentos artísticos y personales, al punto que se generó un vínculo con mi familia, con mis hijos, y  con la de él, a los cuales acompañé hasta este final.

Recuerdo que la primera vez que vino a Chascomús fue en 1978 en el Club de Empleados, para luego pasar por diferentes clubes (Unión Deportiva, Bochístico Independiente y Atlético), el Teatro Brazzola y el Cine, donde el jueves 19 de julio de 1984 lo rebalsó de gente, 1.200 personas entraron en ese entonces.

Y no solo venía a Chascomús a dar recitales, también venía a descansar, a pasear, parando en las cabañas Costa Mandy de mi primo, y yendo a comer habitualmente a Pesca y Camilo.

Hay muchas anécdotas. Por ejemplo, en Lezama, después de un recital, Pepe (Irastorza), mi concuñado, que me había acompañado, se puso a tocar el órgano y cantar “Con tu blanca palidez”. Sergio se sorprendió con su voz y lo invitó a tocar en el Brazzola. Fue el único chascomunense que cantó con él.

Otro recuerdo muy especial es cuando lo fuimos a buscar con Flor, mi hija, a un hotel lujoso en la Costa para llevarlo a un recital. Llegamos con nuestro Fiat 128 Súper Europa nuevo y los del hotel no nos dejaron estacionar. Sergio mismo, acompañado por su novia modelo llamada Paula, no reconocieron el auto, básicamente porque esperaban otro. Igual no tuvieron ningún problema y subieron….atrás.

Así, desde aquellos primeros recitales, compartiendo una gaseosa con el Muñeco Mateyko en el Hermitage de Mar del Plata, metra preguntar por Raúl (Alfonsín), hasta dándole una mano luego de su quiebra en 1997, ya con su hermana Nora como representante, siempre con Ramón Lafata de productor, acompañé a Sergio, al Negro, ese descendientes de alemanes del Volga oriundo de Coronel Suárez, con padre carpintero y mamá ama de casa, que más que artista, para mí, fue un amigo…