En tiempos donde el feminismo dejó de ser una mala palabra y muchos varones se rebanan los sesos para mostrarse deconstruidos, las frases “yo ayudo en casa”, “él me ayuda en casa”, se escuchan con mucha frecuencia.

Las estadísticas lo confirman, ilustran con cifras lo que las fotos de las redes sociales intentan esconder. Al fin y al cabo, para eso también están los esquemas y porcentajes, para sistematizar lo que de otra manera se diluye en anécdotas, buenas intenciones y casos excepcionales. El trabajo doméstico y del cuidado de niñxs, adultxs y enfermxs sigue depositado en manos de las mujeres. Que los varones de la familia cocinen una vez, que hagan alguna tarea de la casa o que se ocupen parcialmente de lxs niñxs que han procreado o de los padres y madres que han envejecido, no significa que haya cambiado significativamente el reparto de estas tareas.

En  el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de 1983, se declaró el 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico, con el objetivo de reconocer el trabajo no remunerado que realizan las mujeres en sus hogares.

Que este reparto de tareas continúe de esta manera, explica gran parte de las desigualdades de género de nuestra sociedad. El famoso techo de cristal del que nos alertaron las feministas de la década del ´70 no se ha quebrado ni un poquito. La doble tarea sigue pesando en la espalda de las mujeres. Y en los casos en que por elección, acuerdo o imposición la tarea doméstica y de los cuidados, es la única labor de las mujeres, este trabajo no es reconocido como tal, no se le asigna un valor en dinero y su jornada no tiene límite horario. Eso que llaman amor es trabajo no pago, dice una frase que cada día se haca más popular.

Por otra parte, cuando las mujeres acceden al mercado para vender su fuerza de trabajo, hacer el trabajo doméstico, cuidar a los hijxs, ancianxs o enfermxs, de otrxs, es la tarea peor paga de las actividades comerciales. Con altísimos índices de informalidad y precariedad el trabajo doméstico y del cuidado encabeza las cifras del empleo no registrado. Nuestros hijxs son lo más preciado del mundo… ¡pero puede cuidarlos una adolescente por poco dinero!

Muchas de las mujeres que realizan estas tareas no han tenido derecho al aislamiento social preventivo y obligatorio. Son las trabajadoras más afectadas por la cuarentena, perdieron sus trabajos o sencillamente no les pagan. Las tareas de limpieza y cuidado son consideradas esenciales pero los derechos de quienes las realizan no.

Existen en este momento diferentes proyectos de ley que buscan democratizar el trabajo doméstico y del cuidado, pero mientras eso llegue quedan varias prácticas cotidianas por revisar. ¿Y vos ayudas en casa?

Luisa Michel – luisamichel@gmail.com