Por Arq. Lucio Plorutti Dormal
Linterna Urbana
Colegio de Arquitectos de Chascomús

La Crisis Energética de la década de 1970 desató toda clase de conflictos, discusiones, y propuestas ideológicas que comenzaron a gestar el movimiento “verde”; más conocido como el ecologista. En su afán de combinar los problemas y necesidades mundiales, que ahora no sólo incluían los socio-económicos de la post guerra, sino también los ambientales y socio-culturales; nuevamente el modernismo Corbusierano tomó la posta de la carrera contra el hambre, la injusticia social y, desde entonces hasta ahora; la Extinción. Hablar de Arquitectura Bioambiental, Solar, Térmica, y hasta Atómica no es nada nuevo hoy en día; pero sí lo fue entonces. Frank Lloyd Wright ya tenía proyectado su famosa torre Mile-High; un rascacielos de Mil Seicientos Metros de altura con ascensores propulsados por energía nuclear, por ejemplo. El famosísimo y ejecutado Complejo Habitacional de Jean Pierre Jeanerette (Lecorbu), y todo el urbanismo polarizado entre lo orgánico y lo modernista comenzaron a trazar caminos que no resultaron eficientes; siendo el Deconstructivismo la forma teórica de asumir tantos dilemas, desestructurarlos; y reensamblarlos de una manera complejamente sencilla. Richard Rogers, Mario Botta, Norman Foster, Reem Kolhaas, Renzo Piano; y los Argentinos Amancio Williams, Clorindo Testa, y Sánchez Elías-Peralta Ramos-Agostini; entre otros, comenzaron también a hacer propuestas desde el objeto arquitectónico hacia la ciudad construida. Pero bueno, todo amanecer de una idea puesta en acción genera polémica, nuevos problemas que las variables no alcanzan a contemplar (la inseguridad, el consumo, la termodinámica, etc). Así se comienza toda ciencia; a prueba y error.

El Calentamiento Global pareciera ser algo del nuevo milenio, pero tres décadas atrás ya era algo concreto. Tan concreto como la sobrepoblación, etc. Las “ciudades móviles”, producto de la reinterpretación de la arquitectura vernácula como las casas en Iquitos, en el Himalaya, en Oceanía, etc. Sirvieron de ejemplo genérico para comenzar a trazar, proyectar; y hasta construir Ciudades Flotantes, Casas “mutantes” desmontables y/o re-acoplables, etc. Y bueno, el Uso Racional de la Energía y demás cuestiones hicieron que las megalópolis y las propias metrópolis entraran en crisis. Por eso siguen y seguirán siendo ejemplo ciudades como Paris, Firenze, Venezia, Barcelona, Stockholmo, etc. O sea, Ciudades Aldeas que no superen los cien mil habitantes, con densidades bajas, alturas máximas por debajo de los árboles de primera magnitud, etc. En Argentina podríamos hablar de Mendoza, Esquel, Neuquén, Calafate, Ushuaia, Salta; y en Nuestra Provincia Bahía Blanca, Tandil, La Plata; y por qué no Chascomús. Así como en Europa, podemos evitar la concentricidad urbana para convertir éstos pequeños focos radiales en parte de un tejido lineal y horizontal, como el territorio. Acompañando Barreras Naturales o Antrópicas, como la Cuenca del Río Salado y/o la Traza Ferroviaria; los caminos podrían comenzar a obviar la AU2 para hacer corredores verdes de velocidad media que vayan encausando, valga la redundancia; la extensión urbana dentro de una Planificación Regional, Nacional, y Provincial. Estamos a tiempo, pero queda mucho por hacer.