El año pasado en una nota publicada en el diario Página 12, la actual Ministra de Seguridad de la nación Sabina Friedrich se manifestaba en favor de sindicalizar la policía aunque aclarando que “sin derecho a huelga”. Más allá de entender que se trataba de un contexto político diferente donde Friedrich era opositora al gobierno de turno y los reclamos no eran contra su gestión; el tema volvió a cobrar vigencia en las horas donde la policía bonaerense realizó una movilización sin precedentes pidiendo por mejoras salariales y condiciones laborales acordes al servicio a prestar. La falta de un líder en las filas policiales dificultó el diálogo y permitió al gobierno argumentar esa falta de interlocutor como uno de los motivos del diálogo por altavoces. Los medios eran el lugar en que resonaban las proclamas de uno y otro lado, aunque en el medio hubo algún intento del jefe de la policía Daniel García que resultó un bluff. También el Ministro Berni; con una parsimonia extraña en él pues el conflicto estalló luego de días en que las redes sociales mostraban el descontento de la tropa; tuvo un tibio acercamiento que no logró calmar el reclamo.

El reclamo que tenía el único objeto de ser escuchados como un sector más de la sociedad que tiene carencias económicas. Un promedio salarial de $35000 ubicaba a la bonaerense por debajo de la línea de la pobreza. Si a eso le sumamos la falta de eventos deportivos, culturales o masivos de cualquier especie donde pueden realizar una “extra” y cobrar las famosas horas Polad, entonces el cinturón económico apretaba un poco más.

Las redes sociales fueron el primer llamado de atención que el gobierno pareció no haber visto. Una página de Facebook llamada “Policía Reclamando” era el alojamiento de los incipientes reclamos. Una manera de decir: este es nuestro descontento. Ese mismo sitio fue el que sirvió para ir movilizando y organizando los dos caóticos días dónde se tensó la situación al punto de la movilización que nos tuvo pegados a las pantallas de los noticieros.

Duró dos días el reclamo hasta que un ofrecimiento económico disolvió, con algunos disconformismos, los uniformados que se habían nucleado en puntos clave: La Matanza y el Comando de Patrullas de La Plata fueron los principales sitios de congregación. La falta del interlocutor generó también otra situación. Algunos efectivos de la zona norte del Gran Buenos Aires decidieron ir hasta las puertas de la quinta presidencial. “Hace 20 horas que estoy tratando de sacarlos de ahí” me dijo cuando pregunté un comisario del alto mando de la zona norte. “Nosotros no estamos de acuerdo con ir a ahí” repetían los uniformados que estaban en La Plata. Todos eran conscientes que policías armados en la puerta de la quinta del presidente podía desviar el tema de la discusión. Y sucedió. “Están violentando la institucionalidad” comenzaron a decir por lo bajo algunos. Hasta hubo un comunicado del Partido Justicialista de la provincia que habló de golpe de estado. Muy lejano a eso estaba el reclamo.

El acuerdo llegó sin que corriera sangre. En sentido figurado. Pero los resquemores quedaron latentes. “A mí no me ofrecieron nada todavía, me llegó el mismo rumor” me dijo un Comisario Inspector la tarde en que comenzó a sonar fuerte la versión del desplazamiento del titular de la Policía de la Provincia. No había logrado controlar a la tropa y eso le costaba el puesto. Más allá del rumor nada pasó. No se fue ni el Jefe de la Bonaerense, ni el Ministro Berni, ni el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad; ni siquiera el comisario menos relevante de la zona. Pero solo por ese momento. Porque la cuerda se corta por lo más liviano y en la mañana del sábado el Ministro Sergio Berni decidió (con el aval del gobernador Axel Kicillof) y el Jefe de la Policía ejecutó la orden de pasar a retiro a parte de la cúpula policial.

Los rumores habían vuelto a aparecer durante la semana. Un alto miembro del gabinete del Ministro Berni me dijo el viernes al mediodía que “el titular de la bonaerense no se va”. Otro comisario inspector “nominado” a ascender me dijo que “me dicen que voy a (…) pero oficialmente no me comunicaron nada”. La decisión salomónica preservó el jefe de la bonaerense y su segundo el comisario general Jorge Figini en su lugar. A Figini los policías del reclamo salarial le atribuyen su falta de “pasado” en una comisaría. “Nunca fue taquero” le recriminan.

En la semana nuevas voces se alzaron, aunque tímidamente, marcando que la recomposición ofrecida por el gobierno había calmado pero no acallado los reclamos. “La oferta fue muy alejada al reclamo, el gobernado hizo un aumento unilateral y sin diálogo” señaló Esteban Arriada (titular Movimiento Policial Democrático) en una entrevista radial en La Redonda realizada el jueves. Y como broche de la situación el Ministro Berni sostuvo que en la protesta había policías borrachos y drogados. Curiosamente esa acusación no repercutió en la justicia.

Por último, una de las preocupaciones de los policías y el punto uno del petitorio era que no se sancionara a quienes se movilizaron. Desde Asuntos Internos no hay información si esos sumarios que habían trascendido se iniciaron. El reclamo pasó, los resabios aún permanecen. El tiempo será testigo hasta cuándo.

*Ricardo Carugatti es un periodista dolorense que hace años trabaja en La Plata y se especializa en policiales y judiciales.