Poco a poco, los comercios, las distintas actividades, las familias, los ciudadanos, vuelven a abrir sus puertas. La ciudad vuelve a la vida. Con casi 3 meses de respirador artificial, los espacios públicos, comienzan a funcionar.

Las veredas, las calles, los bulevares, los parques y las plazas en general, y la costanera en particular, comienzan a tener nuevamente a los vecinos haciendo uso de su espacio. Ese espacio público, tan valioso en la vida urbana. Las áreas verdes son consideradas los pulmones de las urbes, estimulan la relación entre los habitantes, entre los ciudadanos con la naturaleza y a su vez, mejoran la salud a través de la purificación del aire, entre varias bondades.

Por lo pronto, el promedio mundial de población viviendo en las ciudades ronda en el 50%. La Argentina está entre las primeras del ranking, con casi un 93% de su población en las urbes. Por lo que el desafío es aún mayor.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), tan escuchada en estos últimos meses, analiza los espacios verdes por habitantes de una ciudad, y la directa relación que esta tiene con la salud de sus habitantes y a su vez con el desarrollo. Dicha organización recomienda que las urbes dispongan, como mínimo, un área verde de entre 10 m2 a 15 m2 por habitante.

En su caso, la Comunidad Económica Europea (CEE) ha señalado la conveniencia de alcanzar estándares de 10 a 20 m2 por habitante. El ranking mundial está liderado por Estocolmo, capital que cuenta con cerca de 1.000 parques, que constituyen aproximadamente el 30% de la superficie de la ciudad. Casi todos los residentes (más del 90% de la población) vive a menos de 300 metros de una zona verde.

Por el lado de Latinoamérica, el ranking está encabezado por Curitiba con alrededor de 50m2 de espacios verdes por habitantes; mientras que Buenos Aires (CABA), la urbe más poblada de la Argentina, cuenta con 2,7 m2 por habitante.

Chascomús, en cambio, tiene casi 15 m2 de espacios verdes por habitante, sin contar toda la línea costera, que elevaría el número a casi el doble.  Es bueno aclarar que, en primera instancia, dicho valor es muy alentador, pero no alcanza solo con una buena cantidad de m2 de áreas verdes, sino también con su estratégica distribución a nivel urbano, que sean de fácil acceso y equilibrados dentro de la trama urbana y proporcionales a la densidad.  Por ende, el desafío es cuanti y cualitativo. En esta línea de pensamiento existe un concepto más amplio que es el Derecho a la Ciudad, el cual merece una publicación aparte.

Ahora, ante la urgencia, en Chascomús se deben pensar intervenciones urbanas, con diseño y creativas, que garanticen el cuidado de los vecinos en los espacios de uso común, para que uno de los más grandes inventos de la humanidad, la ciudad, continúe evolucionando.

Es hora de pautas urbanas, relacionadas a organizar la movilidad urbana, vehicular, peatonal o ciclística. Repensar las zonas de centros comerciales, interpretar las veredas, ya que comienzan a verse varios usos, como las extensas colas por fuera de los comercios, el libre sentido de circulación de los peatones, la bajada y subida vehicular, etc.

Es momento de repensar los ingresos y egresos de las plazas, organizar la circulación para evitar los cruces frontales y cercanos, delimitar y señalar las nuevas zonas de descanso, permitiendo el distanciamiento; organizar el esparcimiento y actividades físicas en la línea costera, estratificando, esta vez podría ser en relación a la velocidad de movimiento, entre aquellos ciudadanos que salen a caminar, los que salen a correr y los que salen en bici.

Es tiempo de proponer circuitos de movimiento urbano, por dentro de la ciudad, que pueda interactuar con las sendas peatonales costeras, en horarios alternativos, generando valor y sentido a los barrios.

Es necesario reactivar con pequeño equipamiento la ex traza ferroviaria, que se incorpore al espacio verde, y permita aumentar y conectar los recorridos con toda la ciudad.

Hoy el gran desafío es generar una Guía Urbana, que recopile, sintetice y analice actuaciones que se están desarrollando en toda la urbe, las reformule y ordene, para combatir la pandemia del COVID-19.

Ampliaremos…


*Nicolás Pécora es presidente de la Delegación Chascomús del Distrito 1 del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires