En la previa de un Día del Amigo diferente, marcado por la pandemia de COVID19, y a poco de haberse cumplido 10 años de la Ley de Matrimonio Igualitario, desde ANTI decidimos contar la hermosa historia de dos chascomunenses convertidos en matrimonio en marzo pasado, unidos por la amistad primero y la legalidad después, aunque separados actualmente por el confinamiento mundial.
La amistad es uno de los sentimientos más nobles y cualquier acto que lo consolide no hace más que demostrar el amor puro e incondicional que dignifica una sociedad que, de vez en cuando, pareciera entender el sentido de la vida.
En la previa de un Día del Amigo diferente, marcado por la pandemia de COVID19, y a poco de haberse cumplido 10 años de la Ley de Matrimonio Igualitario, la historia de dos chascomunenses convertidos en matrimonio en marzo pasado, unidos por la amistad primero y la legalidad después, aunque separados actualmente por el confinamiento mundial, es hermosa de contar.
Uno de ellos, Agustín Chrestía, tiene 30 años recién cumplidos, el pasado 3 de julio precisamente. Está viviendo en España, en Palma de Mallorca, donde trabaja en la construcción, que está parada hasta septiembre. Ahora, en verano, se trasladó a un pueblito, Puerto Pollensa, para laburar en gastronomía durante la temporada, pero terminó de vacaciones ante la falta de turismo por el rebrote del coronavirus.
El otro, Damián Ledesma, de 29 años, cumplidos el 27 de junio, está en Chascomús, debido que luego del casamiento, el pasado 6 de marzo, se quedó unos días más para certificar internacionalmente la unión y no pudo viajar ante el cierre de fronteras por el COVID19 y las determinaciones de cuarentena.
Ambos se conocen desde los 16 años, jugando al rugby en Atlético Chascomús, y son parte de un grupo de amigos que sufrió una tragedia que los marcó y unió para siempre, el fallecimiento de Cristian Rodríguez, el Gauchito, mientras tomaba mate en la laguna, como producto del impacto de una moto.
“Mis viejos lo tomaron bien, siempre me apoyaron. Entendieron el proceso de lo sucedido con Cristian. Nos vieron unidos, todos peleando por algo. Es bueno que te acompañe la familia”, rozó el tema Agus en charla con ANTI.
“Lo del Gaucho nos pesó a todos y bastante. Hubo una unión más fuerte, miramos más para el costado. Entre los seis que nos quedamos afuera de la guardia, creció nuestra amistad, nuestra unión. Hubo un mensaje sublime que nos dejó el paisano a nosotros y nuestras familias, porque unió a todas las familias. La pasamos horribles, pero aprendimos un montón todos. A mí me costó mucho, porque estaba con él en la laguna cuando pasó. Nos dejó algo grupal e individual”, profundizó el Chon Ledesma.
Kilómetros y días de viaje para casarse
Yendo a la particularidad que marca esta amistad, Chrestía recordó: “Estaba laburando en España y se terminó el contrato. Además se venció el carnet de conducir y sacarlo acá te sale como un pasaje a Argentina. Entonces decidí volver de golpe, para estar unos días de vacaciones, renovar el carnet y cerrar algunas cuestiones pendientes que me habían quedado, como un boliche en Lezama. Cuando estaba en Amsterdam le avisé a Chon que estaba viajando para Chascomús. Ahí, el Negro, que estaba en Cuenca, Ecuador, me dice de casarnos, algo con lo que jodíamos siempre entre nosotros, como amigos. Le dije que sí, pero que se encargue de todo, que es lo que hizo con su hermana Natalia. Viajé 12 mil kilómetros en avión y él, cinco días en micro para casarnos. Yo tengo la ciudadanía, por lo que lo mío es amor puro jaja”.
Por su parte, Ledesma detalló: “Nos íbamos a casar el año pasado, pero al estar separados entre Ecuador y España, colgamos. Fue rápido cuando se ejecutó, pero venía hace tiempo la idea, jodiendo, pero en el fondo en serio. Somos pareja como amigos, nos convenía para viajar juntos, por un tema de papeles, pero en función de seguir compartiendo historias, experiencias. Tenemos una relación muy fuerte, nos queremos y conocemos mucho, hasta en el silencio coincidimos. Recuerdo que me enteré que Agus viajaba cuando lo estaba haciendo y no tenía nada preparado para volverme de Cuenca”.
Luego, Chon agregó: “Sacamos el turno por internet. Mi hermana nos ayudó. El 27 de febrero salí de Ecuador y el 6 de marzo nos casamos. El viaje en micro fue un quilombo por el arranque de clases, se cayó un puente, migración de venezolanos. Llegue a Argentina sin plata, me hicieron una transferencia, pero no pude hacerme de la plata. Conocí a un colombiano que me ayudó a pagar el pasaje. Fueron cinco días de viaje, durmiendo y comiendo en el bus por este casamiento que tanto anhelábamos. Todo fue un acto de amor, la dedicación de cada uno para que se diera esta situación. Llegué el 2 de marzo. Nos hicieron preguntas, nos sacaron las dudas. Pasamos a ser una sociedad. Antes pasamos por un escribano para que haya independencia en la pareja”.
“Tardamos en tomar la decisión de casarnos, básicamente por una cuestión de papeles. Y la decisión nos agarró a los dos solteros, en realidad Chon dejó su novia en Cuenca, una bibliotecaria”, rememoró Agus. “En su momento, cuando le conté la idea que teníamos con mi amigo, se reía. Cuando le dije que volvía a Argentina para casarme, todo transcurrió entre llantos y risas. Ojalá que nos volvamos a encontrar”, reconoció su compañero.
Explicar un acto de amor
Ahora, si bien la decisión estaba tomada, al momento de concretarse no fue tan fácil. “Lo tuve que pensar, no era una boludez, era un acto de amor. Hay un montón de confianza, lo amo de verdad a mi amigo, le deseo lo mejor siempre, pero era una decisión seria. Recuerdo que le tuve que explicar a mi abuelo que me casé porque siento que ayudo a un amigo, algo que entendió porque él tiene un montón de amigos, conoce la amistad, es su legado. También hablé con mis primitos, que son más chicos, y lo súper entendieron, porque están más elevados que nosotros, tienen otra cabeza”, aseguró Chrestía. “Fue raro para la familia, porque mi vieja quería que me case, pero no así. Lo mismo pasó con gente grande, tíos, rompimos muchos patrones”, sumó.
Ante posibles cuestionamientos, Agus resaltó: “Hay millones de casamientos arreglados, que me case con un amigo, cuál es el problema. Es una unión existente de verdad, es hacerle bien a un amigo, a alguien que quiero. Es una unión de amigos llevada a algo legal, que si es para toda la vida, no lo sé. Lo llevaremos adelante lo más lindo que se pueda, con experiencias y sueños compartidos. Es lo que nos enseñó el Gauchito Rodríguez. Es el sentido de la amistad, el amigo es familia”.
Y luego prosiguió: “Que nos casáramos es una demostración de amor, de compromiso y entrega. Hoy el Chon es mi apoyo, un hermano, un amigo, un marido. Si lo necesito, sé que estará y viceversa. Es una ayuda para alguien que amo, como a todos mis amigos. ¿Si nos hicieron algún planteo? Solo tuvimos mucho apoyo, nunca nadie nos hizo un planteo. De haber sucedido, hubiese repetido lo que vengo diciendo: esto es un acto de amor entre dos personas que se quieren bien”.
Por último, Chrestía remató: “Mi postura es que no existe el sexo, no hay diferencia, el día que entendemos eso, se termina. No soy machista, no soy feminista, soy persona. Tengo cosas incorporadas, pero estoy, como todos, en transición. Todos tenemos mandatos impuestos, pero eso no quiere decir ser o no ser algo. Lo nuestro es amor, compartimos un montón de cosas, de sueños, de gustos, somos amigos. Qué mejor que trabajar, viajar o salir de fiesta acompañado”.
Felices y sin perdices
Sobre el casamiento en sí, Ledesma señaló: “Fue la frutilla del postre. Fue extraño, sentirme de esa manera, en ese lugar, como que en el momento me sentía incómodo, pero luego me relajé y la pasé bien. No festejamos, pero jodemos con casarnos en España y hacer fiesta en Ibiza, con despedida de soltero previa, ya que en Chascomús tuvimos algo muy tranquilo, en familia”.
“Nos casamos temprano, yo no quería que venga nadie. En realidad me lo tomé en serio y somos los dos un poco reservados. Si bien todo empezó como una joda de amigos, al momento de concretarlo de verdad, lo tomamos en serio. No hicimos una boludez”, aseguró Agus, que luego agregó: “El día que nos casamos Chon me llamó para ver cómo íbamos vestidos, así que combinamos ir con una camisa. Le mandé foto de la mía y fuimos a tono jajja. Luego del casamiento fuimos a desayunar con nuestras madres y unos amigos, solo 6/7 personas”.
Ante la posibilidad de comenzar otra relación, el Chon no anduvo con vueltas: “Llegado al caso, que el otro se quiera casar, nos divorciaremos, pero siempre seremos compañeros o pareja. No descartamos compartir novia o mujer tampoco”.
En el mismo sentido, Chrestía anticipó: “Al momento de casarme no tenía nada fijo, como para dar una explicación. Al momento de tenerla, tendrá que comprenderlo. El tiempo dirá qué pasará, veremos si nos divorciamos o no. No me gusta planificar. Y qué mejor que un amigo para hablar. El concepto de relación es perfecto. Es como debería ser una relación, algo sano. Poder hablar de nuestros miedos sin problema”.
Y seguidamente ejemplificó: “Yo me quería ir a Australia y Chon me dijo que quería que siga mi camino, que no lo frene. Quizás otra pareja, me hubiese pedido que me quede. El sexo quizás destruye la pareja jaja. Es mi experiencia de casado. Igual compartimos 10 días en el mismo lugar, porque luego yo me volví a España y él no pudo viajar. El coronavirus nos tiene separados, pero cuando estemos juntos, me tendrá que mantener jaja”.
Y, su amigo y marido, a manera de cierre, sentenció: “La idea principal es viajar juntos, con tiempo, comprando un motorhome, dar vuelta por el globo juntos y con sus perritas, que hoy están acá en Chascomús, en la casa de los padres de Agus. Cuando abra la frontera, me voy para España”.