Ante esta situación, el Dr. Diego Golombek, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Profesor de la Universidad Nacional de Quilmes, comenzó un nuevo proyecto que se llama “Desafíos cronobiológicos asociados al aislamiento social”.
¿Dormiste bien? Es una pregunta que se repite cada vez más. Luego de 50 días de aislamiento social estamos notando una cantidad enorme de cambios.
Desde un punto de vista grupal podemos observar una inflección en nuestras relaciones sociales y como nos vinculamos, y como nos vincularemos en el futuro, con los demás. También estamos notando cambios individuales, por ejemplo en los estados de ánimo, en la alimentación y en los hábitos del sueño.
Y dormir saludablemente, en cantidad y calidad, es un proceso necesario para estabilizar nuestro sistema inmunológico, reparar las células y procesar las vivencias del día, que además se transformarán en recuerdos a largo plazo.
Para hablar del impacto del aislamiento social en los relojes biológicos internos y de la ciencia que estudia los ritmos biológicos de luz/oscuridad, la cronobiología, desde ANTI consultamos al Dr. Diego Golombek, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Profesor de la Universidad Nacional de Quilmes.
Justamente, Diego está comenzando con un nuevo proyecto que se llama “Desafíos cronobiológicos asociados al aislamiento social” y cuenta que “además de las observaciones anecdóticas sobre las alteraciones del ciclo de sueño durante la cuarentena, hicimos muestreos que indicaban que efectivamente hay modificaciones en el dormir asociadas al aislamiento”.
A continuación, Golombek añadió: “Los cambios en el sueño se da tanto en la cantidad de horas de sueño como en sus horarios relativos, con una clara tendencia a una menor exposición a la luz y a horarios más tardíos”.
Además, el investigador del CONICET adelantó: “Sobre la base de este estudio, sobre todo relacionado con aquellos que vayan a experimentar una cuarentena más prolongada, nos proponemos emitir una serie de recomendaciones de higiene del sueño (que también serían aplicables a la población general) que, esperamos, redunden en beneficios para la calidad de vida y la salud de la población”.
Ahora, con este proyecto avanzado y a manera de proyección de lo generado, ¿será el turno de imaginar alguna política de acción, pública o privada, basándose en los resultados del estudio?
(*) Juan Ignacio Fernandino es biólogo e investigador del INTECH