Los chascomunenses Pablo Carosio, Eduardo Casinghino y Diego Olascuaga cumplieron con la inédita travesía de subir en bici a Laguna Brava, en plena Cordillera de los Andes, a 4.400 metros sobre el nivel del mar, con el viento Zonda de 70km/h, 12 grados bajo cero de temperatura, poco oxigeno y camino de ripio empinado delimitado por la montaña y el precipicio.
Viajar desde Chascomús hasta La Rioja en camioneta, para luego subirse a la bicicleta con el objetivo de lograr algo inédito, llegar a Laguna Brava, en plena Cordillera de los Andes, a 4.400 metros sobre el nivel del mar, con el viento Zonda de 70km/h, 12 grados bajo cero de temperatura, poco oxigeno y camino de ripio empinado delimitado por la montaña y el precipicio no parece, es cosa de locos.
“En realidad nos enteramos de que nadie se atrevió a semejante travesía en el lugar, en Vinchina, porque en viaje previo, cuando bajamos de Laguna Brava y el guía local, Lucho (Luis Olivera), nos hizo la propuesta, nada nos comentó al respecto. A la cumbre se llega con cuatris o camionetas 4×4, siendo riesgoso aún, al punto que hubo gente que perdió la vida”, comentó uno de los Tres Chiflados, Pablo Carosio, claramente Larry, en charla con ANTI.
“Éramos cuatro, pero Martin Guimerá, que era el cocinero del grupo, se bajó en Córdoba por un tema personal. Decidimos hacer la travesía a fines de septiembre por el clima, ya que antes no se podía por el frío y luego, era imposible por el calor. Hay mucha amplitud de temperatura en el lugar. Partimos desde Vinchina, pueblo de 2000 habitantes ubicado a 1400 metros, y estuvimos tres noches y cuatro días para cumplir el objetivo”, sumó Eduardo Casinghino.
“La verdad que fuimos muy bien preparados, a partir del trabajo que hicimos con Ricardo Chambers, Enzo Compiano y Matías Betti. Antes de La Rioja, fuimos tres veces a Tandil, a Sierra de la Ventana y Córdoba. Igualmente nos encontramos con un desafío impensado en la previa. Fueron 140 kilómetros para llegar a Laguna Brava, con demasiado viento y frío, subidas interminables, con una velocidad de 3km/h por momentos; apunados, comiendo caramelos de coca y cabezas de ajo”, prosiguió Diego Olascuaga.
En este marco, luego de viajar cerca de 1500 kilómetros, perdiendo un soldado en el camino, lo “lindo” arrancó en Vinchina, donde los aventureros chascomunenses se hospedaron en el precario Hotel Yoma, que a la vuelta pasó a tener las comodidades de un cinco estrellas.
“Cuando estábamos por salir, notamos algo raro, éramos los únicos que subíamos en bici. El resto iba en vehículos. Nos sacaban fotos y alentaban. Y ahí nos contaron que nadie había intentado llegar a Laguna Brava como nosotros. Tuvimos que firmar una declaración jurada antes de meternos en la reserva provincial, haciéndonos responsables de lo que íbamos a hacer con Lucho, el guía, y la asistencia de una persona que manejó la camioneta de Eduardo”, recordó Pablito.
Y en el primer día de travesía, los de Chascomús empezaron a conocer las “bondades” del lugar. “Llegamos hasta Alto Jagüé, a unos 2.600 metros, luego de 75 kilómetros pedaleando. Fueron 11 horas en subida y con viento en contra. Quisimos armar la carpa, pero el Zonda no lo permitió. Tuvimos que meternos en una alcantarilla gigante para tratar de dormir, cosa que no logramos con los 12 grados bajo cero que hacían de noche. Obviamente ya no teníamos señal de celular y menos agua potable, salvo la que llevamos nosotros, que se congeló”, detalló Casinghino.
Ya en la segunda jornada de este viaje de “placer”, los Tres Chiflados de la laguna alcanzaron el Refugio del Peñón, una de las catorce construcciones que emulan las casitas de los horneros y Domingo Sarmiento mandó a construir 150 años atrás para darle techo a los arrieros.
“Alcanzamos 3800 metros de altura sobre el nivel del mar, luego de hacer 40 kilómetros, más apunados, con más viento y frío, y menos oxigeno en el aire. Los guías que llegaban al refugio, mientras nosotros ya estábamos para dormir, nos decían que estábamos locos, que no podíamos seguir. Preguntaban si alguno era médico, porque no íbamos a pasar la noche. Nos comentaban que las vicuñas estaban bajando por el viento blanco. Ni una buena. Encima Lucho, nuestro guía, empezó a sugerir lo mismo, cambió el discurso. Pero bueno esta vez algo pudimos dormir”, señaló Diego.
Y el tercer y último día de bicicletear en subida llegó. “Fue la jornada más dura. No se aguantaba el frío y el viento. Luego de casi doras de andar, no adelantamos 3 kilómetros. No sentíamos las manos y las piernas. El Zonda nos volaba las bicis teniendo el precipicio demasiado cerca. En el Portezuelo, a 4000 metros de altura, en una curva y contracurva, tuvimos que bajarnos y esperar que pasen las ráfagas. Pero sin resto ni aire, llegamos y cumplimos el objetivo: poner la bandera de Chascomús en la cumbre”, relató Larry Carosio.
“Recorrimos Laguna Brava, que tiene agua dulce y salada, casi no hay vida, salvo unos flamencos rosas. Tiene géiseres y hasta un avión estrellado. Luego volvimos al refugio, porque no se podía estar en la cumbre. Y al otro día bajamos 95 kilómetros en 3 horas, con 50km/h promedio y frenando para no matarnos. Lucho llegó a Vinchina como ciudadano ilustre. Y nosotros, en este trayecto de regreso, disfrutamos del lugar, porque en la subida lo único que miramos fue el piso”, enfatizó Eduardo.
“Cuando llegamos, nos sacaban y pedían fotos, hasta el del Hotel Yoma. Nos hicieron nota en la radio del pueblo. Fue muy gracioso el después, pero el durante, mamita. Si hasta en la vuelta, parando la última noche en el refugio, al chef de emergencia se le complicó tras comerse un guiso con chorizo colorado. Tuvo que salir de emergencia a la 1 de la mañana y con un frío importante jaja”, terminó Olascuaga, integrantes de los Tres Chiflados que prometen nueva temporada, ahora en Salta, en Abra del Acay, el camino más alto de Sudamérica, 5200 metros sobre el nivel del mar.